Se tiene en remojo durante veinticuatro horas un kilo de bacalao. Cuando está desalado se ponen a cocer medio kilo de patatas, y así que éstas estén casi cocidas se coloca con ellas el bacalao para que juntos den un hervor y terminen de cocerse a la vez.
Las patatas se mondan y deshacen bien, el bacalao se limpia de piel y espinas, se deja muy menudo y se le une con las patatas, agregándole dos o tres cebollas muy finamente picadas, bastante perejil, picado también, y un polvo de pimienta negra. Todo esto se revuelve, poniéndole luego un cuarterón de harina de trigo, media docena de huevos y un polvo de sal, si lo necesita.
Se trabaja mucho la pasta, se prueba, para ver si queda bien sazonada, y si estuviese espesa, puede aclararse un poco con unas gotas de agua de la sobrante de cocer el bacalao, y en caso contrario, se le añade harina.
Se acerca entonces al fuego una sartén con bastante aceite; cuando está caliente se va echando la pasta a cucharadas que no sean muy grandes, y cuando están nada más que pasadas se escurren y sirven muy calientes.