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ENVENENAMIENTO

OPIO O SALES DE MORFINA


Son estos narcóticos:
Acetato de morfina.
Clorhidrato de morfina.
Sulfato de morfina.
Láudano.

Síntomas.
Náuseas, vómitos, sed, sequedad de la boca, delirio, dureza de vientre, disminución y a veces supresión de las evacuaciones urinarias, modorra, ojos enrojecidos, contracción de las pupilas; pulso a veces lento, lleno y rígido, otras veces débil y frecuente; comezón por el cuerpo, piel fría, sudores, coma, síntomas de asfixia.

Tratamiento.
Cuando el opio ha sido ingerido en el estómago, adminístrense 10 centigramos de emético disuelto en una taza de agua. Auxíliense los vómitos introduciendo los dedos en la garganta.
Si se sospecha que el narcótico ha podido penetrar en los intestinos, o ser introducido en la economía por el recto, prescríbase un purgante por la boca o en lavativa. Dése la disolución de 30 centigramos de tanino en una cucharada de agua.
Una vez evacuado el opio total o casi totalmente, cada 5 minutos, adminístrese una cucharada de agua con algunas gotas de vinagre o zumo de limón, y encima de cada dosis de agua acidulada dense algunas cucharadas de café fuerte. Los acídulos antes de la evacuación del veneno serian nocivos. Trátese de disipar el embotamiento de los miembros frotándolos con cepillo o paño de lana. Prescríbanse pociones con acetato de amoniaco. Adminístrese una lavativa alcanforada.
Cuando el envenenamiento ha sido ocasionado por la aplicación externa de las sales de morfina, inútil es administrar los evacuantes y el tanino, pero debe recubrirse inmediatamente a los acídulos, al café, etc.

Reactivos.
Por lo general, en las investigaciones de los envenenamientos por el opio búscase la morfina o el ácido mecónico. Para descubrirlos y reconocerlos, cuécense los alimentos y los tejidos en agua acidulada con ácido acético, fíltrase y evapórase. El residuo se trata por el alcohol hirviendo y fíltrase el líquido; viértese en él subacetato de plomo, que produce la formación del precipitado de meconato de plomo; y en el líquido queda una solución de acetato de morfina. Sométese el sedimento a la acción del ácido sulfhídrico, y mediante el filtro se separa el sulfuro de plomo que entonces se forma. Evapórase el líquido poco a poco, y reconócese en él la existencia del ácido mecónico por medio de la persal de hierro en disolución extendida, que da la coloración encarnada. El líquido que contiene el acetato de morfina trátase por el ácido sulfhídrico, a fin de desembarazarlo del exceso de acetato de plomo.
Sepárase y ensáyase por los reactivos de la morfina, que son: el ácido nítrico concentrado tiñe la morfina de amarillo y después le da el color rojizo; la morfina es soluble en la sosa y en la potasa, mucho menos en el amoniaco. Puesta en contacto con el ácido iódico, produce la descomposición del ácido, la cual se puede conocer empleando el almidón. La morfina azulea por las persales de hierro no ácidas, y precipítase por el tanino. El percloruro de oro da un precipitado amarillo, luego azul, y por último violáceo.
Las sales de morfina dan lugar a las mismas reacciones.

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