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ENVENENAMIENTO

COBRE Y SUS PREPARACIONES


Es el caso del cobre y sus preparaciones, tales como: cardenillo, cal de cobre, agua celeste y sulfato de cobre (conocido con los nombres de piedra lipis, caparrosa azul, azul de Chipre, vitriolo azul, azul de Venus, azul de cobre).

Síntomas.
Cuando alguna preparación de cobre es tomada en estado sólido o disuelta en una corta cantidad de agua, los síntomas se desarrollan dentro de los 10 minutos.
Cólicos atroces, vómitos de materias verdes, deyecciones copiosas, se manifiestan primero; el rostro languidece, húndense los ojos; aparecen esputos continuos con eructos que dan el sabor desagradable del cardenillo, sed intensa, pulso bajo y frecuente, vientre doloroso, vientre sensible a la presión, dificultad de respirar, sudores abundantes, ansiedades precordiales. A veces el enfermo tiene movimientos convulsivos, seguidos de abatimiento y síncope.
La muerte puede sobrevenir rápidamente, acompañada de los más vivos dolores en el abdomen; sucede esto cuando hay una perforación intestinal con derrame de heces en el peritoneo. Otras veces la muerte solo acaece al cabo de dos o tres días después de la ingestión del veneno.
El envenenamiento por el cardenillo, por ingestión de alimentos preparados en vasos de cobre, sin estañadura o mal estañados, envenenamiento bastante frecuente, no es de tanta gravedad como la ingestión voluntaria o involuntaria de cardenillo en sustancia. Unas 10 a 12 horas después de comer, por lo común, es cuando los síntomas se declaran, y casi siempre durante la noche. El enfermo se despierta con violento dolor de cabeza, debilidad extrema en los miembros, calambres en las piernas; después vienen los cólicos, náuseas, vómitos primero de alimentos, después de materias biliosas; los cólicos aumentan, y luego se manifiestan temblores en los miembros y sudores copiosos; pulso bajo, desigual, frecuente, evacuaciones alvinas que por lo común alivian. Pocas veces sobreviene la muerte del enfermo. No obstante, la muerte puede ser la consecuencia de la ingestión de un alimento así mal preparado.

Tratamiento.
Auxíliense los vómitos por medio del agua albuminosa con azúcar (4 a 6 claras de huevo para cada vaso de agua). Adminístrese después hierro reducido, en cantidad por lo menos tan elevada como la del cobre ingerido. Si hay fenómenos de astenia, adminístrese la infusión de menta, y vino o aguardiente. Si se manifiesta la inflamación gástrica, empléense los baños templados y cataplasmas de linaza.

Reactivos.
Las soluciones acuosas de las sales de cobre tienen un hermoso color azul ligeramente verdoso. La potasa, la sosa, la barita los descomponen y precipitan en ellos el deutóxido de cobre de color verde. El ácido sulfhídrico y los hidrosulfatos solubles dan un precipitado de sulfuro negro de cobre. Luego que se introduce en el líquido una lámina de hierro bien limpia, esta se cubre de una capa de cobre. Cuando la cantidad de cobre es muy débil, se obtiene el mismo resultado acidulando el líquido con ácido sulfúrico, e introduciendo en ella una aguja suspendida de un hilo. Cuando las sales de cobre están mezcladas con líquidos que les encubren sus caracteres, precipítanse por el ácido sulfhídrico; fíltrase, recógese el poso que se pone a cocer con el ácido nítrico, que transforma el sulfuro de cobre en sulfato. Evapórase, y, hallándose disuelto el sulfato en agua destilada, puede ser reconocido por los reactivos indicados al principio de este artículo. Si las sales de cobre estuviesen descompuestas por la leche, la albúmina, etc., o combinadas con los tejidos, evapórense estas sustancias, y calcínense en color rojo durante media hora. En el fondo del cazo en que se hace la experiencia, queda un residuo pequeño de cobre metálico. Si la cantidad de metal fuese tan débil que venga a quedar en partículas en medio del carbón, trátase la masa por el ácido nítrico, y por medio del filtro se obtiene el líquido que contiene el nitrato de cobre.

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