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ENVENENAMIENTO

APARATO DE MARSH PARA LA DETECCIÓN DE ARSÉNICO


Fúndase dicho aparato en la propiedad que posee el hidrógeno, en estado nativo, de formar con el arsénico una combinación gaseosa susceptible de descomponerse por el calor y producir arsénico metálico o ácido arsenioso, según las circunstancias que acompañan la operación. Desde su invención el aparato de Marsh ha recibido numerosas modificaciones, como la de Berselius y Liebig, y adoptado por la Academia de ciencias de París.

El aparato de Marsh consta de un frasco con tapón que tiene dos agujeros; en el primero se introduce un tubo recto, de 1 centímetro de diámetro poco más o menos, y en el segundo encaja un tubo cuya curva forma ángulo recto y tiene una bola en la cual se condensa la mayor parte del agua llevada por el desarrollo del hidrógeno. Este tubo comunica con otro más largo, que contiene amianto u algodón, destinado a retener las partículas de la disolución llevada por la corriente gaseosa. En la punta de este último tubo hay otro tubo de vidrio estrecho, de 2 a 5 milímetros de diámetro interno, de 3 a 4 decímetros de largura, cubierto con una chapa de plata, de 1 decímetro de largo poco más o menos. El frasco debe ser bastante grande para que pueda contener todo el líquido que se trata de ensayar, y déjase todavía un vacío que próximamente equivalga a la quinta parte de su capacidad total.

Dispuesto el aparato de este modo, se introducen en el frasco algunas láminas de zinc puro, se cubren estas con agua, y échase en el frasco una corta cantidad de ácido sulfúrico puro por el tubo recto. Entonces se produce un desarrollo regular de hidrógeno puro, que expulsa poco a poco el aire contenido en el frasco. Expulsado el aire, caliéntase con una lámpara de alcohol, o por medio de una parrilla de hierro con carbón encendido, la porción del tubo cercada de lámina de plata. Si los reactivos (zinc, ácido, agua y frasco) están puros y completamente exentos de arsénico, la porción final del tubo estrecho no presentará mancha alguna. Si sucediese lo contrario, seria indispensable cambiar los reactivos. Un escudo preservará de la acción del fuego la parte final del tubo. Enciéndese también el gas en el orificio de salida, y aproximándole un platillo de porcelana, se examina si en este no se manifiesta alguna mancha.

Estas experiencias preliminares deben durar por lo menos media hora para que no quede la menor duda. Conviene también consumir completamente el zinc en esta experiencia preliminar, porque las mínimas cantidades de arsénico que puede contenerse acumulan particularmente en las últimas porciones del metal que se disuelve.

Hecho esto, introdúcese en el frasco, por el tubo recto, el líquido sospechoso, y por la adición conveniente de ácido sulfúrico se mantiene un desarrollo débil de gas hidrógeno. Si el líquido fuese arsenical, el arsénico se deposita casi inmediatamente en la parte final del tubo, cerca del escudo. Enciéndese también el gas en el orificio final y aproximándole un platillo de porcelana frío, obtendránse manchas arsenicales.

Si por medio del aparato de Mash se obtiene un anillo metálico en el tubo, conviene someter este anillo a una serie de experiencias para ver si posee todos los caracteres del arsénico. Convendrá primero conocer si este anillo es volátil, si mediante la acción de un calor suave se disloca fácilmente de una u otra parte del tubo, y si calentado en un tubo abierto por ambas puntas, blanquea y se transforma en ácido arsenioso, que también es volátil. Este ácido débese tratar después por el ácido nítrico, para transformarlo en ácido arsénico y formar por medio del nitrato de plata un precipitado de color rojo de ladrillo de arseniato de plata, color que es característico. Por último, el arsénico esparcido por el fuego exhala un olor aliáceo.

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