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ENVENENAMIENTO

ANIMALES RABIOSOS Y VENENOSOS


1° Mordeduras de animales rabiosos.
Tratamiento. Comprimir inmediatamente la herida en todo sentido a fin de hacer salir la sangre y la baba. Después lavar la herida con mucha agua fría y cauterizarla lo más pronto que se pueda, con un clavo de hierro candente, con tijeras, una llave enrojecida en el fuego, u otro hierro de forma conveniente, con un ascua, con yesca o con pólvora, a la cual se pega luego sobre la herida. Otras sustancias cáusticas, tales como la potasa cáustica, el ácido sulfúrico o la piedra infernal, aconsejadas al propio fin, no tienen acción tan enérgica como el hierro incandescente. Pueden emplearse mientras el hierro se calienta, pero lo mas prudente, aun después de su empleo, es volver a cauterizar con el hierro candente. Empléese la primera sustancia cáustica que se encuentre a mano, la cal viva, por ejemplo. La cauterización debe penetrar en todas las parles que hayan sido tocadas por los dientes del animal, y como medida de prudencia se debe ir mas allá de los límites del mal. Se ignora el tiempo, pasado el mal nada debe temerse sobre los efectos de la mordedura de los animales rabiosos; por eso es indispensable recurrir siempre a la cauterización, sea cual fuere el número de horas o días trascurridos después de la mordedura. En cuanto a la aplicación de las diversas plantas y a los otros medios celebrados por la ignorancia o por el charlatanismo, son, no solo inútiles, sino hasta nocivos, y no merecen la menor confianza. Una vez declarada la enfermedad, no es que pueda curarse; conviene, no obstante, recurrir a los medios indicados en el artículo correspondiente al tratamiento de la Rabia.

2° Mordeduras de culebras.
Tratamiento. Exprimir la sangre, lavar la herida con agua abundante, y cauterizar por el modo explicado ni el tratamiento de las mordeduras de animales rabiosos. Hecho esto, dar al enfermo una taza de infusión de flores de saúco, de hojas de naranjo, o de hojas de menta, con 4 gotas de amoniaco líquido, repetir esta bebida de dos en dos horas. También se puede dar una copa de Málaga, Madera o cualquier otro vino generoso. Administrar una poción con acetato de amoniaco; poción sudorífica simple. El vulgo, y aun algunos médicos, atribuyen propiedades específicas, en las mordeduras de culebras, al guaco y otras plantas, administradas interna y externamente; pero parece que los hechos presentados en apoyo de esta opinión no han sido bien examinados. El punto más importante consiste en que la cauterización sea bien hecha.

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