Textos    |    Libros Gratis    |    Recetas

 

.
Teatro y cine - El Renacimiento
CON EL RENACIMIENTO, EL TEATRO TIENE SU CASA
El Renacimiento daba sus primeros pasos y sonoras campanadas. Las salas se iban cerrando,
reduciéndose el número de espectadores. El teatro requería para sí uno de los elementos que
lo ahondan: la atención. Un actor inglés, James Burbage, resume las enseñanzas de lo teatral
disperso, y en 1576, por un privilegio de la reina Isabel, construye el Blackfriars, precursor del
teatro del Globo. En Italia, el Vaticano tendrá su teatro. En España, los "corrales" son las casas-
escenas. Son patios, y los balcones de las casas vecinas son los miradores de los curiosos. La
atención obliga a reducir el número de
espectadores, y los valores humanos exigen al
pensamiento y a la imaginación extender la jerarquía de los temas. Como en todas las luchas
por imponer algo que está en la misma vida, se establecen dos corrientes en pugna: lo culto y
lo popular. La forma culta del teatro la caracteriza Italia. Giovanni Giorgio Trissino dedica su
tragedia Sofonisba a León X, en 1515. La tónica de las representaciones italianas la daban las
academias; Maquiavelo escribió la Mandrágora, y el cardenal Bibiena su Calandria. Giovanni
Rucellai hacía revivir esquemáticamente el Orestes- de
Eurípides. Ariosto amaba
el teatro.
Italia no tenía como Francia, Inglaterra y Alemania, las congregaciones de obreros y
burgueses que apoyaban al teatro popular y culto a la vez; por lo mismo, debernos buscar en
lo opuesto
a lo culto una fuerza considerable y a la vez creadora para dar con la fórmula
magnífica que tuvo gran influencia en Europa: la comedia improvisada, llama- da también
"comedia del arte".