Teatro y cine - El Neoclasicismo y las tres unidades teatrales
LAS REGLAS POETICAS SE IMPONEN
Si las tres unidades cobran importancia capital en el teatro francés es por haberlas traducido
en obras universales autores del valor de Moliére y Racine. El problema que apasionó a toda
una época, lo vemos planteado más tarde en algunas de las obras más famosas de Enrique
Ibsen (1828-1906). En realidad de verdad, Boileau tuvo méritos que el mismo Voltaire
reconoce, y hay historiadores como Nisard que lo consideran como la personificación del
espíritu francés en materia de juicio y de buen sentido.
Jean Racine (1639-1699), que toma como tema central de su teatro los elementos inagotables de
la mujer y el amor, fue el más cálido defensor del preceptista; pero el autor de Berenice no
sólo logra la buena construcción de sus obras, sino que también consiguió la "melodía interior
del verso", y no precisamente por seguir los conceptos del Arte poética de su amigo, sino
porque estaba en él, naturalmente, aquella cualidad del más puro valor estético, que hace a los
grandes poetas.
Lo mismo se puede decir de Juan Bautista Poquelin (Moliére) (1622-1673), sólo que éste,
siguiendo los preceptos de su época, crea otro tipo diametralmente opuesto al de sus
contemporáneos. Sus caracteres tienden a "inspirar el horror de no ser corno todo el mundo",
como dice Stendhal, en su pequeño afán de disminuirlo. Tartufo, El misántropo y El avaro son
personajes de esa galería intocable e imperecedera.
