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Teatro y cine – La Escenografía, hermana menor del Teatro
La escenografía o pintura de escena tiene sus raíces en el teatro griego. Los griegos usaron el
periacto, artificio especial que empleaban en sus teatros para cambiar decoraciones. Consistía
en un aparato prismático de revolución con un paisaje diferente pintado en cada una de sus
tres caras. Había un periacto en cada lado del escenario, y al girar quedaba cambiada la
decoración. En el Edipo Rey de Sófocles (430 años a. de J. C.), por ejemplo, el prisma que se
situaba a la derecha representaba el distrito de la ciudad de la cual formaba parte el palacio
central, y el periacto de la izquierda mostraba en perspectiva la campiña ática por donde
entraban los personajes que venían de Delfos. El periacto es el origen de los bastidores, usados
por primera vez en 1620, en el teatro Farnesio de Parma. El bastidor es un armazón de listones
sobre el cual se aplica un lienzo o papel y se utiliza pintándolo sobre las dos caras: cada una
corresponde al paisaje o arquitectura que debe representar el escenario; el telón de fondo da
las características principales.
Entre las importantes variaciones de la escenografía que han tenido influencia en la técnica
escénica, puede citarse la decoración circular de las célebres carretas-escenas del medioevo,
sobre la cual se presentaban ante los espectadores los más pintorescos lugares propios de los
diversos episodios de los misterios o juegos escénicos de la época. Ese particular hallazgo es
precursor de los escenarios giratorios modernos. Otra de las características de la misma época
era la escena simultánea, en donde se sucedían los lugares de acción del espectáculo; dicha
escena ha tenido su eco en el teatro contemporáneo, como puede verse en los decorados de
varias habitaciones simultáneas, o en los carros yuxtapuestos que pasan por la boca de la
escena cambiando los lugares ante los ojos de los espectadores.
En toda la historia de la escenografía podrían estudiarse casos como éstos, los cuales
considerados desde el punto de vista estético darían lugar a deducciones curiosísimas. Una de
las innovaciones mejor logradas en los escenarios modernos de estos últimos treinta años,
consiste en las magníficas sugerencias conseguidas con elementos plásticos sintéticos y con
simples fondos de cortinas negras o de colores neutros. Pues bien, si se hurga en el pasado se
comprueba su origen en primitivas representaciones, particularmente en Inglaterra, en las que
un simple cartel indicaba el lugar o una voz despertaba la imaginación de los espectadores
explicando las excelencias de un decorado que no existía.