Teatro y cine – El cinematógrafo y su sentido
La ciencia siempre tuvo que ver con la filosofía y anduvo buscando, con más o menos acierto,
cómo llevar a la realidad los problemas investigados por el espíritu. Aquí se trata del
movimiento. Antes que los hermanos Lumiére hicieran sus pruebas, hubo todo un proceso de
pequeñas conquistas encaminadas a descubrir un aparato que proyectara el movimiento.
Antes de aparecer la fotografía —hay quien la compara con el descubrimiento de la
imprenta— existió desde tiempos remotos el afán de aprehender las imágenes, ya sea en
líneas o en sombras, y dar continuidad al instante dibujado. Por eso, cuando la fotografía
imprimió el instante de los objetos, se dio el paso definitivo que aseguró la importancia de las
investigaciones anteriores sobre el movimiento.
El movimiento al servicio de lo humano. De ahí parte todo un proceso de inquietud y
preocupación por convertir al cinematógrafo en el séptimo arte. Las palabras griegas
graphein, escribir, y kinema, movimiento, dieron con el vocablo preciso e imperecedero.
Veamos ahora la hondura de los hombres de ciencia al inventar el cinematógrafo y su
preocupación por darle categoría artística.
