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MNEMOTECNIA - La función de la memoria
¿QUE ES LA MEMORIA?
La memoria está en íntima relación con la sensibilidad. Nada pasa por los sentidos que no
deje su huella más o menos perdurable. La vida es una sucesiva adaptación, y como llevados
a un país de lengua extraña, las palabras oídas cobran con el hábito valor y tonalidad, así, el
organismo responde solícito a los requerimientos del medio. Nuestros antecesores
adquirieron con duro esfuerzo experiencias que para nosotros son habituales. El automóvil,
terror de los ancianos a fines del siglo pasado, resulta hoy una necesidad. ¿Somos más
prácticos, tenemos mayor sentido del progreso? No; simplemente recibimos preformada una
experiencia.
Aparte de las características físicas, generalmente admitimos que los hijos heredan las
cualidades intelectuales, afectivas y volitivas de sus mayores. Con el perfil del padre la
delicadeza de la madre, con la excelente memoria de la abuela ciertas excentricidades del
abuelo. En una palabra, suponemos tácitamente que esas cualidades se pueden transmitir
directamente de padres a hijos por intermedio de los cromosomas, que guardan, sin que
sepamos cómo, tal "patrimonio hereditario".
Por cierto, de nuestros padres recibimos ese material, pero para ellos sólo representó un
"depósito" que tenían en custodia. Si el hijo hereda dotes musicales no las recibe del padre,
que como individuo puede tenerlas, sino del plasma germinativo de la especie. El individuo
es, pues, buen o mal cuidador del depósito germinativo. Como el tutor es responsable de los
bienes de menores puestos a su cuidado, todos —con nuestros excesos o temperancia—
somos responsables del legado de la especie. Las perfecciones que adquiere el individuo no
se transmiten; pero las mejoras de la especie, sí. La cultura que disfrutamos no la elaboraron
nuestros más próximos antepasados, la forjó el hombre a través de los siglos. Así, las
perfecciones de una especie estaban en potencia en el primer ejemplar: el medio, las
vicisitudes históricas, la vida del individuo, desarrollaron o anularon la plasticidad orgánica.
En el cerebro se esconde toda la gama de las posibilidades humanas. La inteligencia es el
signo distintivo del hombre: ingenio y manos crearon la civilización. Cada época, cada
pueblo, cada individuo, pone siempre sus destinos en la mayor o menor armonía del
complejo mecanismo de miles de millones de células cerebrales. Cuidar nuestra inteligencia
es velar por la especie, y cuidar nuestra inteligencia es desarrollar la memoria. Allí —bien lo
saben estudiantes y hombres de negocios— reside el secreto del éxito que nos aguarda como
individuos: la mejor o peor suerte en el cumplimiento de las aspiraciones sociales o
profesionales.