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LITERATURA LATINA - Epoca de Cicerón (88-42 A. DE J. C.)
EL TALENTO DE CICERON
CICERON (106-43 a. de J. C.), fue uno de los escritores más completos de la literatura latina,
se manifestó (haciendo caso omiso de sus actividades poéticas, que ya hemos mencionado de
pasada) en el campo de la elocuencia, la filosofía, la retórica y el género epistolar. Es difícil
dar en poco espacio idea de tan ingente labor, ni reproducir las más bellas páginas de este
escritor, que son muchas. Nos limitaremos, pues, a dar noticia sucinta de sus producciones
más importantes y a insertar un pasaje del diálogo Acerca de la amistad, en que nuestro
autor, despojándose del utilitarismo romano, sorprende en el fondo de su corazón ese más
íntimo y desinteresado sentimiento que empuja al hombre hacia sus semejantes e impulsa a
las almas a buscar otras almas con las cuales poder compenetrarse y compartir alegrías y
dolores.
Los Discursos de Cicerón pueden dividirse en tres grupos: los pronunciados antes, durante y
después de su consulado (63). Sobresalen en el primero las Verrinas, en parte pronunciadas
contra Verres, antiguo pretor en Sicilia, tristemente famoso por sus depredaciones y
atropellos, y documento inapreciable para conocer las instituciones, costumbres y riqueza
artística de Sicilia durante el siglo i a. de J. C. También es notable el discurso A favor de la
ley Manilia, encaminado a que se confiase a Pompeyo la dirección de la guerra contra
Mitrídates. En el segundo grupo merecen mención especial las cuatro Catilinarias y la
defensa de Murena. En el tercero sobresalen el que pronunció a favor del poeta Arquías, en
el cual se lee un brillante elogio de las letras, las defensas de Milón, de Marcelo, de Ligario y
del rey Deyótaro, y las catorce invectivas contra Antonio conocidas con el nombre de
Filípicas.
Los tratados filosóficos más antiguos de Cicerón son el De la república y Acerca de las leyes.
Del primero, aparte el hermoso Sueño de Escipión, conservado por Macrobio, escritor del
siglo IV, conocemos una tercera parte, descubierta por el cardenal Angelo Mai en un
palimpsesto de la Biblioteca Vaticana. Cicerón considera la constitución romana como una
especie de fórmula conciliatoria entre la monarquía, la aristocracia y la democracia. Los tres
libros del segundo se ocupan del derecho natural, del religioso y de los magistrados. Las
demás obras filosóficas fueron compuestas entre los años 44 y 45-Las más importantes son:
Cuestiones académicas (sobre el problema del conocimiento); De los límites del bien y del
mal (análisis de las definiciones que las principales escuelas habían dado acerca de los
conceptos contenidos en el título); Cuestiones tusculanas (que tratan del desprecio para con
la muerte, del modo de tolerar el dolor, de la manera de dulcificarlo, de las restantes
perturbaciones del alma, y de cómo la virtud se basta a sí misma para la consecución de una
vida feliz); De la naturaleza de los dioses (exposición de las teorías estoicas, epicúrea y
académica acerca de la divinidad); De los deberes (reflexiones acerca de lo honesto, lo útil y
comparación de ambos conceptos); De la vejez (en la que Catón el Censor hace la defensa de
esta última etapa de la vida, y responde a las censuras que suelen dirigírsele, a saber: que la
senectud aparta a las personas del manejo de los negocios públicos, debilita sus fuerzas
físicas, impide el disfrute de los deleites de la vida y es como anuncio de una muerte
cercana), y el diálogo.
Tres son los tratados fundamentales de retórica que nos ha dejado el gran escritor romano:
Acerca del orador (conocimientos que éste debe poseer, invención, disposición, cualidades
del estilo y de la acción); el Bruto (evolución de la elocuencia en Grecia y Roma), y El orador
(definición del ideal oratorio).
La correspondencia de Cicerón nos ha llegado en las siguientes compilaciones: dieciséis
libros de cartas dirigidas a Tito Pomponio Atico; la más antigua es del año 68 y la más
reciente anterior en algunos meses a la muerte de su autor; otros tantos de epístolas a
diversos amigos, con las que se mezclan las respuestas de algunos de éstos (62-43); tres
integrados por las escritas a su hermano Quinto (60-54), colección que lleva añadida una
epístola del destinatario acerca del modo de obtener los cargos públicos, y dos de cartas a
Bruto, que, en parte, se consideran como apócrifos.