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LITERATURA LATINA - Comienzos de la literatura cristiana
El cristianismo, surgido en la capital del imperio en tiempos de Claudio, extendió en
adelante sus conquistas hasta las provincias más apartadas del mundo occidental. Profesada
en un principio la nueva religión por gentes de condición humilde, fuese insinuando
gradualmente en las clases elevadas. La oposición suscitada por los defensores del
paganismo dio por resultado en los siglos II y III una literatura de carácter apologético, que
opuso su réplica contundente a los escritos de los partidarios de las antiguas creencias. Más
tarde (siglos IV y V), al cesar la era de las persecuciones, los padres de la Iglesia enseñan la
nueva doctrina, y los poetas celebran sus íntimas bellezas.
Figuran entre los apologistas TERTULIANO (155?-225?), polemista fogoso y gran orador;
SAN CIPRIANO, obispo de Cartago, autor de varias obras, entre ellas una serie
interesantísima de Cartas; MINUCIO FELIX, que en un diálogo de corte ciceroniano, titulado
Octavio, defendió con energía los principios de la nueva fe; LACTANCIO, etc. Los
principales padres de la Iglesia son SAN HILARLO, obispo de Poitiers; SAN AMBROSIO
(340-397), arzobispo de Milán; SAN JERONIMO (331-420), que además de traducir el
Antiguo y el Nuevo Testamento (la Vulgata), nos ha dejado una colección de Cartas, de
inapreciable valor, extensos escritos exegéticos, dogmáticos y polémicos, una Crónica y el
tratado De los varones ilustres, continuado luego por Genadio, San Isidoro y San Ildefonso.
Finalmente, SAN AGUSTIN (350-430), obispo de Nipona en Africa, cuyas dos obras
principales son La ciudad de Dios y Las confesiones, dos de los libros más hermosos de
todos los tiempos.
Los poetas ofrecen también figuras destacadas: COMODIANO, JUVENCO, que versificó la
historia del Nuevo Testamento en un poema imitado de Virgilio, SIDONIO APOLINAR
(420-480), SEDULIO, SAN
PAULINO DE NOLA y el español MARCO AURELIO
PRUDENCIO CLEMENTE, que, dotado
de fina sensibilidad y de poderosa imaginación,
expuso con claridad las tesis más sutiles y cantó a los héroes de las nuevas creencias en
himnos tan llenos de fervor religioso.