Textos    |    Libros Gratis    |    Recetas

 

.
LITERATURA GRIEGA - La tragedia y la comedia en el período ático (SIGLOS V - IV A. DE
J. C.)
EURIPIDES
Nació en Salamina hacia el año 480 y murió en la corte de Arquelao, rey de Macedonia, en
406. Además de algunos fragmentos líricos y elegíacos, conocemos de él un drama satírico y
diecisiete tragedias. Alcestes (438): la heroína, esposa de Admeto, rey de Tesalia, consiente
en morir en su lugar. Muere en efecto, pero Hércules, arrancándola a Tánatos, genio de la
muerte, la devuelve a su marido. Medea (431) tiene por argumento la venganza del
personaje que da nombre a la pieza: furiosa al verse abandonada por Jasón, hace perecer a su
rival, la hija del rey de Corinto, y mata en seguida a sus propios hijos. Hipólito coronado se
representó en 428.
El protagonista, hijo de Teseo y de la
amazona Antíope, inspira a su
madrastra
Fedra un amor incestuoso, que él rechaza. Fedra, abrumada de vergüenza, se
mata. Teseo, engañado por una denuncia calumniosa que ella deja, cree en la culpabilidad de
Hipólito, el cual, antes de morir, es reconocido inocente y obtiene el perdón de su progenitor.
Las Troyanas (415) son una serie de escenas patéticas, en las que Eurípides agrupó algunos
de los episodios posteriores a la caída de Troya, como el reparto de las cautivas, el delirio de
Casandra, la muerte de Astianax, etc. En Helena (412) se ve a la heroína transplantada por
Hermes a Egipto, mientras que Paris, engañado,
no conduce a Troya sino
su fantasma.
Después de
la toma de Ilión, Menelao, arrojado por los vientos hacia las playas egipcias,
encuentra allí a su
mujer y logra huir con
ella gracias a la intervención de los Dioscuros.
Orestes (480) tiene por argumento el juicio del parricida, hijo de Agamenón, por el pueblo de
Argos. En Las Bacantes (405) se representa la resistencia de Penteo, rey de
Tebas, al
establecimiento del culto de Dionisos, y su castigo. En Andrómana hallamos a la viuda de
Héctor convertida en esclava de Neoptolemo, de quien ha tenido un hijo. En su ausencia se
ve amenazada por Hermione, esposa del hijo de Aquiles. La lucha de las dos mujeres y la
intervención del viejo Peleo, que salva a Andrómaca, constituyen el tema de
la pieza.
Hécuba reúne dos argumentos: la muerte de Polixena, inmolada sobre la tumba de Aquiles,
y la venganza que toma Hécuba del rey de Tracia, Polimnestor, asesino del último hijo que
ella había tenido de Príamo. El argumento de Electra es el mismo de Las Coéforas de Esquilo
y de la pieza del mismo titulo de Sófocles. En Las Heráclidas se recuerda la deuda de
gratitud contraída por Argos hacia Atenas, cuando ésta protegió a los hijos de Heracles
contra su perseguidor Euristeo. El protagonista de Hércules furioso, descendido a los
infiernos, resurge precisamente a tiempo para salvar a su padre, a su mujer y a sus hijos,
condenados a muerte por el usurpador Lico. Víctima de la locura, los destroza a todos,
excepto a su progenitor, y sólo recobra la razón para darse cuenta de su desgracia. En Las
Suplicantes (420?), derrota Teseo a los tebanos y rinde los últimos honores a los jefes argivos.
La heroína de Ifigenia en Táuride, transportada a este lugar por Artemisa, está a punto de
inmolar a su hermano Orestes, cuando ambos se reconocen y huyen juntos. hin trata de la
adopción de este personaje, hijo de Apolo y de Creusa, por el rey de Atenas, Aqueo. Las
Fenicias tiene como parte central la lucha fratricida de Eteocles y Polinice, ya tratada por
Esquilo en Los siete contra Tebas. El drama satírico El Cíclope se refiere a las aventuras de
Ulises y Polifemo.
Hemos dejado para el final la tragedia más perfecta, a nuestro juicio, de Eurípides: Ifigenia
en Aulide, representada en 405. La protagonista, hija de Agamenón, debe ser inmolada a
Diana para obtener de los dioses un viento favorable que empuje hasta Troya las naves
helénicas. Ifigenia se rehusa primero al sacrificio, en la conmovedora súplica que más abajo
reproducimos, pero luego accede y se despide de su madre, Clitemnestra, en una admirable
escena. Mas, al consumarse la ceremonia, desaparece la víctima a ella destinada, siendo
sustituida milagrosamente por una cierva.
Con Eurípides, el modo de interpretar sobre la escena las antiguas tradiciones sufrió una
profunda innovación. Sus dos predecesores, en efecto, las habían aceptado sin crítica;
Eurípides, en cambio, influido por las doctrinas filosóficas de su época, las transforma. En su
teatro, si bien existe la idea de un dios que gobierna al mundo con arreglo a la razón y a la
justicia, ya la fatalidad no juega el papel inexorable de antes; y como nada contribuye tanto
como la pasión a dirigir los actos de los hombres, nuestro autor pinta el amor, los celos y
cuanto es capaz de agitar y conmover el alma de los mortales. "Naturaleza móvil e
impresionable -escriben A. y M. Croisset-, dotada de instinto y facultades a veces
contradictorias (la de Eurípides), es más difícil de caracterizar en pocas palabras que Esquilo
y Sófocles. Viva
sensibilidad, quizás algo femenina; simpatía extraordinaria por todos los
afectos naturales; el don de lo patético más simple y conmovedor, y además, una
imaginación encantadora, llena de gracia, de dulzura y de fantasía: tales son las cualidades
esenciales de este poeta".