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LITERATURA ESPAÑOLA - Siglo XVI: plenitud renacentista
LA NOVELA
LA NOVELA PASTORIL. - Con la aparición de la Diana (1559?) de Jorge de Montemayor,
otro tipo de novela poética, la pastoril, inicia una nueva moda literaria. A diferencia de los
libros de caballerías, leídos por todos, la novela pastoril se dirigía a lectores aristocráticos. Su
difusión no debió de salir de los círculos más cultos.
El género significa la entrada del bucolismo en la prosa y es por tanto fenómeno paralelo,
aunque posterior en sus comienzos al del triunfo de la poesía italianizante. Sus antecedentes,
salvo el rusticismo poético de las pastorales medievales, eran clásicos: poesía de Teócrito y
Virgilio; y más directamente, italianos: Petrarca -Carmen bucolicum-; Boccaccio -Ninfale
fiesolano y Ameto-, y Jacobo de Sannazaro, cuya Arcadia (1504), traducida al castellano en
1547, parece que fue el modelo de Montemayor.
En la Península Ibérica, dos autores portugueses sintieron antes que nadie la atracción del
tierno lirismo amoroso de este género. Bernardin Ribeiro escribe en su lengua Menina e
moca, novela bastante distinta, en la inspiración, de los modelos italianos, y Jorge de
Montemayor, portugués castellanizado, crea en la Diana el verdadero prototipo de novela
pastoril, más amplia en su estructura que la italiana de Sannazaro. Tras de Montemayor y de
Gil Polo, que en 1564 publica la Diana enamorada, el género se propaga y es cultivado por
autores de la importancia de Cervantes: La Galatea (1585) y Lope de Vega, la Arcadia (1598).
En Europa es también la obra de Montemayor, más que la de sus precursores italianos, la
que servirá de modelo a la Arcadia, de Sidney, en la literatura inglesa, y a la Astrea, de
Honorato D'Urfé, en la francesa.
Si la novela caballeresca significa la idealización de la vida guerrera, y la sentimental, la de la
pasión amorosa, la pastoril, que asimila la substancia de estas dos formas novelescas
precedentes, significa la idealización de la vida campestre, de la naturaleza. La Diana cuenta
los amores de la pastora Diana "cuya hermosura fue extremadísima sobre todas las de su
tiempo". Amada por Silvano, a quien no corresponde, y enamorada de Sireno, qué tiene que
ausentarse, termina casándose con el pastor Delio. Este cuadrángulo amoroso se complica
con la sutil dialéctica de conceptos eróticos, en la que en verso o en prosa se expresa una
gama variada de sentimientos: fidelidad y gloria del amor logrado o celos y desesperación
del amor ausente y no correspondido. En la novela se relatan otros muchos incidentes
sentimentales, de aventuras o maravillosos relacionados con el terna central. Los problemas
íntimos de los diversos personajes se resuelven al beber el agua del olvido de la sabia Felicia,
que hospeda a los pastores en el palacio de las ninfas.
La novela pastoril, convencional, artificiosa y rigurosamente aristocrática (el disfraz rústico
oculta la identidad de personajes cortesanos y los. amores literarios son trasunto de amores
reales), aunque hoy nos parezca enteramente falsa, no lo era del todo. Encierra un idealismo
que en el siglo XVI debía de ser sin duda sentimiento vivo en ciertas clases sociales.
Representa la desviación de los ideales activistas hacia la intimidad. En la novela
caballeresca domina la acción, en la pastoril se analiza, aunque sea en forma artificial, el
mundo interior de los personajes. Cervantes vio esto como tantas otras cosas con perfecta
claridad, cuando derrotado don Quijote, ante la necesidad de renunciar a sus andanzas,
piensa dedicarse a la vida pastoril y a cantar sus sentimientos hacia Dulcinea.
Tiene la Diana, como algunas de sus continuaciones, especialmente la obra de Gil Polo,
bellos trozos descriptivos y hermosos versos. En el estilo, significa la transfusión a la prosa
de un vocabulario, ciertas cadencias y otros elementos estrictamente poéticos. En la
evolución de las formas narrativas, la novela pastoril, como la concibe Montemayor, supone
un avance hacia una estructura más moderna que la de la sentimental o caballeresca. La
acción está ya encuadrada en un lugar preciso -riberas del río Esla en León- aunque se pinte
con colores poéticos-. La prosa alterna con la poesía y los episodios y relatos intercalados ya
no son mera acumulación de materias inconexas, según ocurre en las formas narrativas de la
Edad Media, sino que se ordenan dentro del mundo total de la novela.