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LITERATURA ESPAÑOLA - Siglo XVII: el Barroco y la decadencia
LA NOVELA PICARESCA, LA NOVELA CORTA Y EL COSTUMBRISMO
La novela del siglo XVI es de carácter predominantemente idealista, tiene como base
ideológica el platonismo y da una visión estética y optimista de la vida. La del siglo XVII es
realista, satírica, de costumbres y da una visión moral, pesimista, de la vida; tiene como
bases ideológicas el estoicismo y la escolástica. En cuanto al fondo nacional en que se
inspiran, la novela del siglo XVI refleja la España activa de las grandes empresas imperiales,
caracterizada en el terreno espiritual por la exaltación religiosa de los místicos; la del siglo
XVII refleja y critica un estado de decadencia económica y es contemporánea de los
moralistas ascéticos del desengaño. El caballero enamorado, el héroe, el pastor, la mujer
ideal son sustituidos en la literatura narrativa del nuevo siglo por el rufián, el mendigo, el
tahúr, la mujer pública, gente ociosa y vagabunda que no tiene más preocupación que
satisfacer el hambre ni otro oficio que el de engañar al prójimo.
Cervantes, como ya se ha explicado, abarca, entre los dos siglos, la complejidad de estas dos
Españas. En su novela conviven el caballero y el pícaro, el héroe y el antihéroe, y en su visión
irónica de la vida se funden lo platónico y lo estoico. No hay mayor victoria -dirá don
Quijote- que la de vencerse a sí mismo. Pero el arte cervantino no encuentra continuadores
en el siglo XVII. Influye sólo en la forma y el estilo, no en el espíritu. La nota imperante la da
la novela picaresca, que tras el antecedente del Lazarillo, adquiere pleno desarrollo y
contorno definitivo en la obra de Mateo Alemán.