Textos    |    Libros Gratis    |    Recetas

 

.
LITERATURA ESPAÑOLA - El Romanticismo (1808-1850)
LA PROSA
Existe en el romanticismo español, especialmente en lo que se refiere a los géneros literarios
creativos, una manifiesta desproporción entre la poesía, sea dramática o lírica, y la prosa.
Con la excepción importante de Larra y otro escritor de costumbres, Mesonero Romanos, no
hay un solo prosista de primera categoría en toda la época. Y si alguno se acerca a ella,
pertenece a géneros colindantes con la creación artística, como la crítica o la literatura de
ideas.
Según vimos, el movimiento se inicia verdaderamente en la prosa con las primeras novelas
históricas de Trueba y Cossío y López Soler, a imitación de Walter Scott. Después este tipo
de novela adquiere una boga extraordinaria. Es cultivado por todos los escritores, pero por
alguna causa, inexplicable en un país que contaba con la tradición novelesca de España, el
género no cuaja y es hoy el más definitivamente olvidado de toda la producción romántica.
Sólo un par de novelas históricas merecen recordarse: El doncel, de Larra y El señor de
Bembibre (1844), de Enrique Gil y Carrasco, la mejor obra de su tipo, cuyo valor más que al
argumento -de carácter parecido al de varios dramas- o a la propiedad de la reconstrucción
histórica, se debe al tono poético de muchos pasajes, en los cuales encontramos las mismas
notas de melancolía, intimidad y sentimiento de la naturaleza que hemos señalado en el
lirismo de su autor.
De mucha mayor importancia es el desarrollo de la literatura costumbrista, cuyos maestros
son, descontando a Larra, RAMON DE MESONERO ROMANOS (1802-82), que reunió sus
artículos en varios libros, de los cuales los que más valen son: Panorama matritense (1832-35)
y Escenas matritenses (1836-42); y SERAFIN ESTEBANEZ CALDERON (1796-1867), el autor
de las Escenas andaluzas (1847). En ambos renace en parte el sabor de la prosa castiza, la de
los escritores del siglo XVII, y ambos son antecedentes dignos de tenerse en cuenta, de los
novelistas posteriores. En las sagaces cualidades de buen observador, en el liberalismo
tolerante, burgués y comprensivo con que Mesonero retrata la vida madrileña en todos sus
detalles, tipos y caracteres, aprendió mucho Galdós, según él mismo confesaba. En el
costumbrismo regional, en el tradicionalismo y en la pintura castiza de tipos populares de
Estébanez se inspiraron Fernán Caballero, Alarcón y Valera, para crear la novela regional
andaluza.
Mesonero, además de sus cuadros de costumbres, dejó la obra documental de mayor interés
para el estudio de la época en las Memorias de un setentón (1880), mina que explotó mucho
Galdós en sus Episodios Nacionales y en las novelas madrileñas.
El costumbrismo, igual que la novela histórica, fue género cultivado por todos los escritores
de la época. De la colaboración de muchos de ellos salió la obra Los españoles pintados por
si mismos (1843).
Se relaciona además el costumbrismo con dos fenómenos muy característicos de la literatura
del siglo: el enorme desarrollo del periodismo y el deseo de conocer el país en todos los
aspectos de su vida: artístico, histórico, folklórico. De ese deseo nacieron periódicos como el
"Semanario Pintoresco Español", dirigido por el mismo Mesonero, y obras como la colección
de Recuerdos y bellezas de España, dirigida por Piferrer, Parcerisa y José María Quadrado o
las numerosas historias locales.
Al espíritu histórico del romanticismo se debe también el gran desarrollo de la crítica
literaria en formas muy diversas y el comienzo de la erudición crítica e histórica moderna
con eruditos como GAYANGOS, PEDRO JOSE PIDAL, el. MARQUES DE VALMAR, A.
FERNANDEZ GUERRA, AMADOR DE LOS RIOS, y bibliógrafos COMO MANUEL
BARTOLOME GALLARDO y CAYETANO DE LA BARRERA. Sobre todos sobresale la
figura de MANUEL MILA Y FONTANALS (1818-84), el fundador y maestro del
medievalismo español. Un romántico tan caracterizado como BUENAVENTURA C.
ARIBAU, antiguo redactor de "El Europeo" y poeta del renacimiento catalán, inicia en
colaboración con el editor Manuel Rivadeneyra la publicación de la Biblioteca de Autores
Españoles, la primera colección importante de textos de la literatura castellana.
El pensamiento y la filosofía en sus manifestaciones más altas se caracterizan extrañamente
en una época de sentido liberal en la apariencia por la superioridad de dos escritores
tradicionalistas
JAIME BALMES (1810-48) y JUAN DONOSO CORTES (1809-1853), este último acaso el
único prosista comparable con Larra y autor del Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y
el socialismo considerados en sus principios fundamentales (1851), libro que, a pesar del
carácter reaccionario de las ideas, tiene interés por el fuego de la prosa, de gran retórica,
como por la absoluta convicción tradicionalista que le inspira y sus atisbos de interpretación
histórica.