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LITERATURA ESPAÑOLA - Posromanticismo y realismo (1850 - 1898)
EL DRAMA DE ECHEGARAY
Con todos sus defectos -a su obra se aplica en particular la crítica que hacíamos al teatro de
la época- José Echegaray es incuestionablemente el escritor dramático de mayor fuerza entre
sus contemporáneos. Sus dramas presentan la paradoja de aplicar una rígida lógica teatral a
situaciones cargadas de melodramatismo. En el planteamiento, desarrollo y desenlace tienen
una claridad matemática, infalible. Pero en el fondo las situaciones son falsas y los
personajes de una pieza, inflexibles.
Es evidente que en un teatro así, el individuo, el hombre de carne y hueso, sujeto de todo
drama perdurable, no interesa. Es un teatro ideológico e idealista que parte de contrastes
absolutos, sin matiz, de seres que se revuelcan en el cieno o que son todo pureza ideal.
En las ideas funde igualmente Echegaray lo calderoniano, lo romántico, con unos
imperativos de conciencia, inspirados en Ibsen o eh un vago idealismo nórdico del que sólo
toma lo externo. Sus dramas giran todos en torno a dos puntos centrales, honor y deber
estrictos, y terminan siempre en muerte, en tragedia. En el estilo usa el verso o el verso
alternado con la prosa que al fin termina, con evidente acierto, por preferir.
Con estas fórmulas, a pesar de que no empezó a escribir para el teatro hasta 1874, pasados
los cuarenta años, compuso más de sesenta comedias y dramas.
A semejanza de los otros dramaturgos de su generación, en sus primeras obras cultiva el
drama de tipo romántico-histórico del que es el mejor modelo La esposa del vengador o
legendario como En el seno de la muerte; pero sus obras más características son los dramas
de tesis. A este tipo pertenecen entre otros, O locura o santidad y El gran galeoto, sus dos
obras maestras; la primera, una tragedia basada en los escrúpulos de conciencia del
protagonista don Lorenzo que quiere sacrificar la felicidad de sus seres más queridos a lo
que él cree su deber; la segunda, estudio de los efectos que la maledicencia produce en la
sociedad moderna. Otros dramas suyos giran en torno a los siguientes temas: los efectos del
libertinaje que redundan en el dolor de los hijos: Vida alegre y muerte triste; los males del
egoísmo en la sociedad capitalista: Mancha que limpia y La última noche; sátira social del
arrivismo: A fuerza de arrastrarse.
Es Echegaray el primer dramaturgo español que imita directamente a Ibsen en el Loco de
Dios y en El hijo de don Juan, adaptación de Espectros del dramaturgo noruego.
La mayoría de los autores secundarios siguen las mismas corrientes. Citemos entre los
dignos de recordarse a ENRIQUE GASPAR que en algunas obras como Las personas
decentes y Huelga de hijos, da una nota realista de mayor modernidad en ideas y técnica que
ninguno de sus contemporáneos; EUGENIO SELLES, JOSE FELIU Y CODINA y JOAQUIN
DICENTA, quien en obras como Juan José trata temas proletarios con pasión tan violenta y
teatral como Echegaray los de la sociedad aristocrática y burguesa de su época.
EL TEATRO COMICO. - En este tiempo renace con caracteres propios y enorme fecundidad
el antiguo teatro cómico y popular en "el género chico", que en el gusto del público ha
sobrevivido a los géneros grandes. Se desarrolla en las "funciones por horas", boga
inaugurada por el Teatro de Recreo de Madrid en 1868 y él da vida a formas como la
zarzuela, el sainete, y "la revista lírica". Entre sus cultivadores descuellan autores de positivo
ingenio y gracia: TOMAS LUCELO,
RICARDO DE LA VEGA, JAVIER DE BURGOS,
MIGUEL RAMOS CARRION, VITAL AZA, etc.
No contribuyó poco al éxito de este teatro el que los libretistas contasen con la colaboración
de algunos músicos extraordinarios dentro de su humilde inspiración popular y hasta
populachera como Chueca, Chapí y más tarde Tomás Bretón, el autor de la música de La
verbena de la paloma, libro de Ricardo de la Vega, que es una de las joyas del género.