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LITERATURA ESPAÑOLA - Lope de Vega y la creación del teatro español
LA OBRA NO DRAMATICA DE LOPE: EL POETA Y EL NOVELISTA
"LA DOROTEA". - De las también numerosas obras en prosa que Lope escribió -habría que
añadir varias a las ya citadas- sólo una se ha salvado de ese olvido de la obra no dramática a
la que aludíamos antes. Otras, La Arcadia, El peregrino en su patria, se consultan para el
estudio de la poesía o por otros motivos, principalmente biográficos. La Dorotea en cambio
nunca ha dejado enteramente de leerse, y no hace mucho el gran crítico alemán Karl Vossler
la ha revalorizado en el libro Lope de Vega y su tiempo, haciendo un magnífico análisis de
su significación como documento humano y como creación literaria altamente representativa
de la época. Todo el ardor vital de la juventud aventurera y disipada de Lope se vuelca en
ella, amortiguado por el fruto de la experiencia y la melancólica reflexión sobre lo fugitivo
del deleite.
Debió de ser escrita en 1588, pocos años después de los amores turbulentos con Elena Osorio,
de que la obra es trasunto. Lope no la publicó entonces, probablemente por el temor de
aumentar el escándalo producido por una aventura poco edificante. Volvió a ella ya viejo, la
retocó o redactó de nuevo, publicándola en 1632. Ya hemos visto que la consideraba como
una de sus creaciones finales "Póstumas de mi musa Dorotea".
En ella sigue Lope el modelo y en parte el espíritu de La Celestina. La llama "acción en
prosa" en cinco actos y es como la obra de Rojas, novela dialogada. Participa también del
carácter de las Novelas ejemplares y en otros aspectos, recuerda a las comedias de enredo y
celos.
Lope cuenta los amores de Dorotea (Elena Osorio), dama joven y un tanto libre, con el
estudiante Fernando (el mismo Lope), en el ambiente de la vida madrileña del tiempo,
saturado de chismes, discreteos, intrigas y aventuras, Teodora, madre de Dorotea, y Gerarda,
alcahueta del tipo de Celestina, intervienen para estorbar estos amores y convencer a
Dorotea de que debe amar al rico indiano don Bela. Dorotea, ante el abandono de Fernando,
cede a las atenciones de don Bela. Fernando, despechado, saca dinero a Marfisa, enamorada
de él, y se va a Sevilla. Dorotea, atormentada por los celos, quiere suicidarse. Siguen cartas,
versos, recuerdos de los amantes; vuelve Fernando con Julio. Duelo con don Be-la.
Encuentro de los amantes en el Prado. Reconciliación. Al fin muere don Bela a manos de
unos rufianes. Muere también Gerarda en un accidente. Dorotea se arrepiente y quiere entrar
en un convento. A Fernando le invade la melancolía.
Lope, al final de cada acto, y a manera de coro, puso -sin duda en la última redacción- unos
versos; comentarios desengañados a la acción sobre: 1, el amor; 2, el interés; 3, los celos; 4,
desengaño; 5, ejemplo.
En ellos explica con la característica moralidad de la Contrarreforma -real o fingida, "heroica
hipocresía", o convicción sincera- que el fuego de la juventud termina en cenizas, como el
deleite en dolor y el placer en tormento. Ofrece La Dorotea, como dice Vossler, "el
espectáculo de un fantasear ávido de goces en la literaria embriaguez de galantería, de
sentimentalismo, de erótica delicia y de tristeza".
Obra donde el anhelo de vida va parejo con el más exquisito lirismo y en la que se
encuentran algunos de los más bellos poemas de Lope, es quizá la que refleja en forma más
patente la complejidad humana de su autor. No se desprende de ella la amargura pesimista
que en los comienzos del Renacimiento traspasa inquietamente la obra de Fernando de Rojas.
El desengaño aparece mitigado, de un lado, por el constante juego artístico al que Lope se
entrega; de otro, por una firme fe religiosa, la del barroco y la Contrarreforma, que era, no
hay duda de ello, uno de los sentimientos cardinales en Lope y que no asoma nunca en la
creación de Rojas.