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LITERATURA ESPAÑOLA - La literatura contemporánea (1898-1939)
LA PROSA Y EL TEATRO DEL 98 Y EL MODERNISMO 
"AZORIN". - De los escritores que se englobaron luego en el término "generación del 98" es
JOSE MARTINEZ RUIZ (n. 1873), conocido por el seudónimo de "Azorín", el que con Baroja
y Ramiro de Maeztu formó el núcleo del grupo. Unamuno vivía lejos de Madrid, era mayor
que ellos y demasiado independiente para sentirse solidario en ninguna empresa común; y
Valle-Inclán y Benavente son más bien renovadores en la forma, modernistas: la actitud
crítica ante la realidad española se manifiesta sólo en ellos en un sentido literario, no
histórico, social o ideológico.
Cuando "Azorín", en 1913, inventa el término y define los caracteres de su generación, de
hecho lo que hace es definirse a sí mismo: el amor a los viejos pueblos y a los poetas
primitivos, las diferentes influencias que apunta, la admiración hacia el Greco y la afinidad
con Larra son los rasgos que a él le distinguen. Y muchos años antes, sus dos primeras
novelas, autobiográficas y líricas, La voluntad y Antonio Azorín, son a un tiempo
documento fiel de su propia juventud y de la crisis espiritual de fin de siglo. "Azorín" y sus
jóvenes compañeros aparecen allí abúlicos y angustiados por el ambiente de atonía y
escepticismo en la vida española, con la voluntad paralizada por el íntimo conflicto entre
sentimiento y razón, entre cultura y vida, entre la atracción intelectual que en ellos ejercen
las ideas modernas europeas y el apego emocional al ambiente de la vieja España.
Se veía ya en estas novelas la nota predominante del arte de "Azorín": su sensibilidad. No va
éste, como Unamuno, de la idea a la emoción, sino de la emoción a la idea. Lo intelectual es
en él una manifestación de lo sensible. Por eso lo que perdura de su obra es el lirismo y la
delicadeza de su poder evocador, la poesía y la plasticidad de sus descripciones y paisajes,
su estilo personalísimo, preciso en el detalle y poético en su efecto. Con estas cualidades
"Azorín" ha escrito -dejando aparte una serie de opúsculos violentos, hoy olvidados, que le
granjearon en su juventud fama de revolucionario- numerosas obras de varios géneros, pero
idénticas en la sustancia y en el estilo: novelas como las dos ya citadas o luego Don Juan y
Doña Inés; libros de recuerdos como Las confesiones de un pequeño filósofo; cuentos
delicadísimos, como los de Blanco en azul; teatro como Old Spain y Brandy, mucho Brandy,
hermosos libros de ensayos. Estos últimos son principalmente de dos clases: de tierras,
ciudades y lugares: Los pueblos, Castilla, España, hombres y paisajes, o de crítica e
interpretación literaria: Lecturas españolas, Clásicos y modernos. Los valores literarios, Al
margen de los clásicos; en otros lo literario, lo descriptivo y evocador se funden: El alma
castellana, La ruta de Don Quijote, Una hora de España. El licenciado Vidriera, etc.
En todos ellos, lo que hace "Azorín" es actualizar el pasado, por la pura virtud de la emoción,
que sabe renovar los valores eternos del alma española y revelarlos más que en lo grande y
significativo, en lo menudo y fugaz.