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LITERATURA ESPAÑOLA - La literatura contemporánea (1898-1939)
LA POESIA
LA PUREZA LIRICA DE JUAN RAMON JIMENEZ. - Andaluz como Machado y como él
poeta de extraordinaria concentración espiritual es JUAN RAMON JIMENEZ (n. 1881). Pero
las semejanzas entre estos dos grandes líricos -que figurarán cada uno en su obra y en su
esfera entre los más altos de la lengua castellana-acaso terminen aquí. El lirismo de Machado
se inclina más hacia lo moral, hacia la idea y hacia lo clásico; el de Juan Ramón hacia lo
sentimental, hacia la belleza y hacia lo romántico, en cuanto lo romántico significa exaltación
del sentimiento y de la fantasía creadora.
En Juan Ramón es mayor en sus comienzos y persiste por más tiempo la influencia del
modernismo, claramente perceptible en sus libros juveniles, Ninfeas, Rimas, Arias tristes y
Jardines lejanos. Pero ya aquí la exquisita delicadeza y la sutil melancolía de un espíritu, que
como el de Bécquer, aparece inquieto ante la belleza y lo inefable, trascienden de todos sus
versos. Se revela Juan Ramón como un temperamento enormemente sensitivo además de
sentimental, y su poesía más que de lujosas descripciones externas, está hecha de
sensaciones refinadas por la espiritualidad y de sutiles estados líricos, con el tono elegíaco de
una juventud inquieta. Pronto también encuentra su propia voz independiente de toda
escuela y se orienta hacia una poesía más depurada en busca siempre de la Belleza absoluta,
de la Poesía y del Espíritu que él intenta fundir en su lirismo esencial, interior, pero al mismo
tiempo metafísico, abstracto. Cada vez cree llegar a su meta a través de diversas etapas: la
poesía espontánea, de tono popular, inspirada en el paisaje y la naturaleza de Baladas de
primavera, La soledad sonora y Pastorales; la depuración de todo lo emocional y
quejumbroso en una poesía de mayor profundidad y de una forma severa, pero de
extraordinaria belleza, en la que cada palabra parece tallada en su más recóndita y a la vez
más clara significación, de Estío y Sonetos espirituales. Son etapas de las que todavía parte
hacia una nueva perfección, hacia una mayor pureza, y espiritualidad, limpia ya de toda
resonancia temporal en los poemas y libros, pocos y breves, que publica después del Diario
de un poeta recién casado (1917).
Juan Ramón ha descrito ese incesante deseo de pureza que le guía y le atormenta dando
continuidad a su obra en una composición titulada La poesía:
Vino, primero, pura, 
vestida de inocencia, 
y la amé como un niño.
Luego se fue vistiendo
de no sé qué ropajes
y la fui odiando sin saberlo.
Llegó a ser una reina, 
fastuosa de tesoros... 
¡Qué iracundia de hiel y sin sentido!
Mas se fue desnudando 
y yo le sonreía.
Se quedó con la túnica 
de su inocencia antigua. 
Creí de nuevo en ella.
Y se quitó la túnica,
y apareció desnuda toda... 
¡Oh pasión de mi vida, poesía 
desnuda, mía para siempre!
El afán constante de perfección ha hecho que Juan Ramón haya ido siempre en la vanguardia
de la poesía, no como seguidor de modas sino tratando de encontrar la forma cada vez más
adecuada a la expresión de su realidad interior. Al hacerlo ha coincidido, a veces, con otros
poetas que en nuestro siglo han sentido la misma inquietud por encontrar la poesía pura,
inquietud que en gran medida ha determinado la sucesión ininterrumpida de "ismos".
Dentro de esta busca Juan Ramón ha seguido su propio camino y en la poesía de lengua
castellana fue ejemplo y maestro de los varios grupos de poetas jóvenes que han mantenido
la producción poética contemporánea a mayor altura que la de ningún otro género.
Es autor también Juan Ramón de hermosos libros de prosa -Platero y yo, Versos y prosas
para niños, Españoles de tres mundos- en los que se advierte el mismo deseo de depuración,
la misma espiritualidad y esa capacidad de transformar lo concreto, la impresión directa en
algo inefable y absoluto, en el mundo de la belleza y del sentimiento, que caracteriza a su
poesía.