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LITERATURA ESPAÑOLA - La literatura contemporánea (1898-1939)
LA POESIA
Paralelamente al auge del ensayo y por razones parecidas la poesía lírica adquiere un gran
desarrollo y alcanza extraordinaria elevación en toda la literatura española de nuestro siglo.
Todavía en forma más evidente que en el terreno del pensamiento vemos en el de la lírica el
influjo renovador del espíritu finisecular.
Los ensayistas, por lo que se refiere a su enfoque de los problemas españoles, tienen algunos
precursores importantes en la generación anterior. En los poetas, salvo su afinidad con la
actitud esencialmente poética de Bécquer, casi todo es nuevo y parte del modernismo. La
influencia de Rubén Darío es decisiva en el comienzo, pero pronto los poetas españoles, por
lo menos los más grandes, después de aceptar las innovaciones más importantes en la forma
y la premisa mayor del modernismo -que la poesía era esencialmente arte, sensación y
sentimiento, lirismo, en una palabra-, se apartan pronto de su tendencia hacia una poesía
externa, cromática y decorativa, y buscan su propia voz en la vida interior, en el espíritu o en
menor medida, en otras fuentes secundarias: tradición de los grandes líricos españoles o las
preocupaciones intelectuales de la época.
Fieles en lo fundamental al credo estético del modernismo, se mantienen a través de toda su
obra Francisco Villaespesa, Manuel Machado, Eduardo Marquina y Valle-Inclán, dentro éste
siempre de su línea de artista personalísimo. Unamuno es, como ya hemos visto, caso aparte.
Revolucionario en todo, pronto se volvió contra los poetas de "la siringa" y los que a todas
horas "andaban con eso del ritmo" y en busca de sensaciones nuevas, señalando con instinto
certero las fallas de la nueva escuela, que produjo, por otra parte, gran cantidad de hermosa
poesía.
Del conjunto renovador se destacaron pronto dos poetas, dos grandes líricos andaluces,
Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez en quienes culmina la poesía de todo este período.