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LITERATURA ESPAÑOLA - La literatura contemporánea (1898-1939)
EL NUEVO ESPIRITU: COMIENZOS, TENDENCIAS Y CARACTERES
EL AMBIENTE UNIVERSAL. - Las corrientes que afluyen a formar la nueva conciencia
artística y el pensamiento nuevo de que aquélla se nutre son variadas, contradictorias y se
entrelazan confusamente. Proceden, además, de casi todos los países de Europa, aunque en
muchos casos lleguen a los escritores españoles a través de París, centro distribuidor más
que punto de origen del movimiento renovador, uno de cuyos caracteres es el
cosmopolitismo. El artista y el pensador, en desacuerdo con el medio que los rodea, buscan,
por encima de las fronteras, los espíritus afines.
Recordemos, sin intentar definirlas, algunas de las formas y escuelas dominantes:
simbolismo, impresionismo, prerrafaelismo, preciosismo, decadentismo y neosensualismo
en arte y en literatura.
Intuicionismo de Bergson, voluntarismo pesimista de Schopenhauer o creador de Nietzsche,
filosofía de la angustia de Kierkegaard, neocristianismo de Tolstoy, en el pensamiento.
Ciertos nombres dominan en las preferencias de la época: Wagner en música; Ibsen,
Hauptmann y Maeterlinck en el teatro; Tolstoy y Dostoiewsky en la novela; Verlaine, en la
poesía, y junto a ellos Oscar Wilde, D'Annunzio, Gautier, Carlyle, Ruskin.
Un hecho importante que muestra bien el carácter universal del movimiento es que por
primera vez influyen en Europa doctrinas y estilos artísticos de origen americano
principalmente: el pragmatismo de William James, el transcendentalismo de Emerson, y la
poesía de Poe y Whitman. En cuanto al mundo de habla española, ya veremos cómo el
modernismo estrictamente literario se inicia en Hispanoamérica.
Coinciden estas variadísimas tendencias en ciertas negaciones y ciertas afirmaciones
implícitas o expresas, que combinadas nos descubren la unidad de la época. Por su lado
negativo, todas significan una reacción contra el realismo-naturalismo en arte, el positivismo
en filosofía y el conformismo en la vida burguesa. Con la bancarrota del naturalismo se
proclama la bancarrota de la ciencia y se declara guerra sin cuartel al "filisteo".
Las coincidencias en lo positivo son más difíciles de precisar. Están más implícitas en lo que
el escritor hace que expresas en una doctrina. Se afirma la urgencia de una revisión total de
los valores aceptados por las generaciones anteriores, la necesidad de un neo-espiritualismo,
de la libertad creadora frente a fórmulas de escuela, y, sobre todo, un retorno a la intimidad,
como fuente de la conciencia, del pensamiento, de la creación y del arte.
Es una época de signo individualista, lírico, y en el arte los valores de la creación estética se
ponen por encima de sus fines sociales o ideológicos. Frente al arte por la idea, el arte por el
arte. Frente a la observación y la descripción de lo externo -bases del realismo-, la sensación,
el subjetivismo, los vagos anhelos del espíritu. El fin del arte no es ya tratar de reproducir
con todos sus detalles el mundo que rodea al artista, sino sentir ese mundo y expresar o, más
bien sugerir, por medio de imágenes y símbolos, de percepciones delicadas y sutiles, la
atmósfera, el ambiente y los estados de ánimo que esa atmósfera produce en el alma del
artista.
Al desaparecer en el arte el imperio de la realidad, desaparece también la sujeción al tiempo
físico, presente, que se sustituye por un tiempo psíquico. De ahí la identificación de la poesía
con la música, que proclama Verlaine y aceptan los modernistas españoles; el que algunas de
las páginas más bellas de los escritores españoles contemporáneos -Unamuno, "Azorín",
Valle-Inclán- se deban a la actualización del pasado y que en su pensamiento como en su
estilo se confunda el influjo de diferentes épocas. En general, puede decirse que los escritores
van a pensar más en el pasado y en el futuro, que en el presente, que para ellos es sólo el
punto de enlace entre los dos.
Rubén Darío, el poeta nicaragüense, maestro reconocido de la nueva poesía, definirá en su
profesión de fe en "Yo soy aquél...", al comienzo de su libro Cantos de vida y esperanza,
algunas de estas actitudes fundamentales:
...y muy siglo diez y ocho y muy antiguo 
y muy moderno; audaz, cosmopolita; 
con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo, 
y una sed de ilusiones infinita.
Luego dice de su alma que es "sentimental, sensible, sensitiva" y que "Vida, luz y verdad" es
la triple llama que "produce la interior llama infinita", en cuyo fuego todo se abrasa.
Tales son algunos de los caracteres salientes de lo que podemos llamar la crisis de la
conciencia occidental que determina la nueva época, con su nueva literatura, su nuevo estilo
y su nuevo pensamiento.
Todo ello repercute en España o se enlaza allí con factores e impulsos nacidos de la propia
evolución, paralela a la de Europa, pero a la vez autónoma. El signo individualista de los
tiempos en armonía con el individualismo del carácter español produce allí un florecimiento
literario en un nutrido grupo de escritores, que, como hemos dicho, si el juicio del presente
no nos engaña, sólo tienen su par entre los grandes poetas y prosistas del Siglo de Oro.