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GEOGRAFIA ECONOMICA – Granjas y productos lácteos
EN NUEVA ZELANDA Y EN AFRICA DEL SUR
Nueva Zelanda, en este como en otros aspectos, es una excepción en el hemisferio sur. Cuando,
en 1882, la refrigeración mecánica fue acoplada a las calderas de los vapores y las flotas
británicas de barcos frigoríficos comenzaron a surcar todos los mares en busca de alimentos
frescos, los neozelandeses dieron gran impulso a su industria lechera, que tenía ya cincuenta
años de existencia pero que languidecía por falta de mercados. Hoy es, después de Dinamarca,
la que exporta mayor cantidad de mantequilla, y en materia de queso consiguió superar a
Holanda, que era la primera exportadora. Cuenta, desde luego, con el mercado de Gran Bretaña,
que es un cliente poderoso y que dispone de los mejores medios de transporte. Los barcos
siguen la ruta del Este, atraviesan el canal de Panamá y, a pesar de navegar la mayor parte del
tiempo por zonas tropicales, entregan su carga en los muelles británicos en perfectas
condiciones de consumo. Los beneficios del clima y la humedad, el hecho de que casi la
totalidad de las granjas sean de propiedad y organización familiar, y el contar con un mercado,
aunque lejano, propicio, hicieron que la producción granjera de Nueva Zelanda, igual que en
carnes, cereales y maderas, ocupase un lugar destacado en el comercio de exportación.
También en Sudáfrica está haciendo su aparición la granja al socaire de la nueva industria
ganadera, allí donde las condiciones de clima y la proximidad a los centros de consumo ofrecen
perspectivas favorables. La pequeña granja, en su tipo específico de producción
agrícologanadera intensiva de base familiar, existe también en los países asiáticos,
particularmente en Japón, China y la India. Pero el consumo de leche y productos derivados,
como el de carnes, es allí tan limitado que la industria no puede prosperar ni desarrollarse. Los
japoneses que, entre todos los asiáticos, son los que consumen más leche, no llegan a 8 litros por
año y habitante, mientras que en Europa el promedio es de 85 litros al año por habitante, de 70
en los Estados Unidos y de 63 en Chile y los países del Plata.