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GEOGRAFIA ECONOMICA – Fertilizantes e industrias químicas
LA QUIMICA MODERNA
El solo suministro de fertilizantes habría justificado la existencia de una industria química, ya
que nada puede ser más importante para el hombre que mantener la tierra en estado de
producción. Los objetivos finales de la antigua alquimia, en la que tanto se distinguieron los
árabes, consistían en transformar en oro los metales ordinarios y en descubrir la medicina que
curase todos los males y prolongase indefinidamente la vida humana. La química moderna
realiza en alguna proporción estos fines fantásticos. No sólo permite a las tierras cansadas
producir tanto o más que las nuevas, sino que persigue implacablemente las infecciones, las
epidemias, las pestes, los insectos y demás enemigos de las plantas, de los animales y de los
hombres. Después de los fertilizantes, la producción de preventivos, bactericidas, insecticidas y
agentes profilácticos constituye una industria pujante que en todos los países de civilización
blanca ocupa un lugar de preferencia. Combinada con la botánica y la física, prepara todos los
ingredientes necesarios para la medicina y los sirve en
estado de absoluta pureza o en los
agregados y soluciones ponderadas que se desea. Destila aceites, alcoholes y jugos de toda clase,
concentra, disipa, convierte en líquido y volátil lo sólido, y' en sólido lo líquido y disperso. Y
puesta en la tarea de facilitar y prolongar la vida, analiza, pondera y valora las sustancias
alimenticias y combina o inventa nuevos medios de nutrición, de conservación, concentración y
hasta multiplicación de alimentos.
La Europa del Renacimiento recibió de la química el impulso decisivo que la permitió lanzarse a
la utilización intensa de la energía inanimada y a la prodigiosa aventura de la industrialización
moderna. Desde que Robert Boyle (1627-91) hiciera la definición de los elementos, y Leblanc en
1791 descubriera el procedimiento para extraer la soda de la sal marina, los progresos no se han
detenido, hasta llegar al uso de la radiactividad y al dominio de la desintegración atómica.
Lavoisier (1743-94), con su teoría de la oxidación de los cuerpos y de la indestructibilidad de la
materia, marcó nuevos rumbos a las ciencias, y el desdoblamiento de la química, en mineral o
inorgánica y química del carbono u orgánica, dio la pauta a los estudios que han culminado en
tantos inventos y descubrimientos en los últimos cien años. El gran ruso Dmitri Mendeléiev
(1834-1907), con su clasificación periódica en relación con los pesos atómicos, eliminó los
últimos restos del empirismo y dotó a la química de esa formalidad racional que la convierte en
la más matemática de las ciencias. Los 92 elementos químicos conocidos han sido en gran parte
descubiertos desde que Brandt localizó el fósforo en 1669.
Los laboratorios subsisten y trabajan, y no hay empresa industrial de importancia que no tenga
su departamento de investigación y de experimentación, en el que la química ocupa siempre un
lugar destacado. Pero es reservado, y no es más que un detalle de la compleja organización
industrial moderna. Lo ostensible y lo sorprendente son las grandes
plantas de productos
químicos, que en lo que va del siglo han proliferado en Europa y Norteamérica y que suelen
cubrir superficies tanto o más extensas que las plantas siderúrgicas, eléctricas, textiles o de
fabricación de vehículos. Las industrias químicas se multiplican y, aunque se confunden con
otras de diversa denominación, su conjunto representa una de las ramas más activas y esenciales
de la producción moderna. Los Estados Unidos van a la cabeza de la producción en cantidad,
pero ni Alemania, Gran Bretaña, la U. R. S. S., Francia, Bélgica, y en realidad ningún país de
Europa, les va a la zaga en inventos, fórmulas de aplicación, secretos de técnica y
aprovechamiento hasta lo inverosímil de todas las materias, productos, subproductos, residuos,
de esta máquina inmensa de transformación que es la industria de nuestros días.
La química se presta a grandes concentraciones industriales, a "cartels" y monopolios, por
basarse principalmente en patentes y secretos de producción que no pueden fácilmente
plagiarse. La energía eléctrica ha sido su más eficiente auxiliar, aunque el gas y el carbón le
siguen prestando importantes servicios. La fabricación de ácidos, las destilaciones, los tintes y
colorantes, los curtientes, los secantes, los carburantes sólidos y líquidos, aislantes,
incombustibles, impermeabilizantes, pastas adhesivas, gomas, caucho sintético, fibras artificiales,
celulosas, materiales plásticos de toda denominación y mil otros productos químicos inundan
los mercados, se utilizan en mil formas y van gradualmente cambiando el cuadro de la
producción industrial moderna.