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GEOGRAFIA ECONOMICA – Fertilizantes e industrias químicas
ABONOS MINERALES
NITRATO DE CHILE. - Al hablar de nitratos surge la evocación de Chile, único país del mundo
que encontró en sus regiones desérticas el más poderoso manantial de su riqueza. Ese país, largo
y muy angosto, que no es más que la ladera occidental de los Andes meridionales, tiene un
trecho de cerca de mil kilómetros de longitud de tierra seca y estéril donde no se conoce la
vegetación ni el agua. Entre la cadena costera de poca elevación y el macizo de la cordillera
andina, hay unas llanuras inhóspitas, ligeramente inclinadas, situadas a alturas de 1.200 a 2.100
metros sobre el nivel del mar, que son extensos yacimientos de nitrato cubiertos por una capa
superficial de arena, arcilla y otros materiales traídos por los vientos. Estos yacimientos, que
alcanzan un espesor máximo de tres metros, en el lenguaje de la región se llaman caliche, y
contienen nitrógeno en cantidad variable, desde el 5 al 60 por ciento. El nitrato, esparcido por
los campos, después que las plantas han brotado, les presta un vigor extraordinario,
particularmente a los cereales y leguminosas.
Lo más difícil en la tarea de extraer el nitrato de Chile —poco menos que inagotable— son los
transportes, y sostener a las brigadas de obreros a los que, menos de aire, hay que proveer de
todo lo necesario a la vida. Hay varios puertos habilitados para el embarque, en especial Iquique
y Antofagasta. Chile explotó vorazmente su providencial monopolio de nitratos durante
cincuenta años, percibiendo doce dólares por tonelada exportada; pero la química europea
encontró el medio de extraer nitrógeno de la atmósfera en abundante cantidad y Chile perdió su
realengo y agrupó la industria en un gran consorcio del que el Estado obtiene el 50 por ciento de
utilidades. Hacía años que se extraía nitrógeno de la atmósfera, pero Alemania, bloqueada
durante la primera guerra mundial, halló la forma de obtenerlo como subproducto del coque
metalúrgico y de la destilación de gas de alumbrado o gasolina, más barato que el nitrato
natural. Pero el amoníaco sintético obtenido por catalización ha resultado un serio rival del
nitrato de Chile, y la fabricación de cianamida de calcio fija también el nitrógeno, con un ahorro
de tres cuartos de energía eléctrica, resultando que Europa se basta casi por completo a sí misma
en la obtención de este valioso fertilizante.
Este ejemplo demuestra la enorme influencia de las industrias químicas en los procesos de
producción. En varios casos han demostrado que pueden sustituir y hasta aventajar a los
procesos naturales y, sobre todo, pueden impedir monopolios y abusos. Las industrias químicas
son las que nos reservan mayores sorpresas y las llamadas a subvertir el orden manufacturero
en lo que atañe a provisión de materias primas para la industria. En materia de fibras textiles y
materiales plásticos están produciendo una verdadera revolución.