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GEOGRAFIA ECONOMICA - La caza y la pesca
LA PESCA
La caza como industria y como ocupación tiene el porvenir cerrado e incluso en las regiones
septentrionales su ocaso está a la vista. Quedará relegada a recreo del hombre aislado y
sedentario o como deporte de los privilegiados. Como vestigio de los tiempos heroicos y de la
transmisión hereditaria de facultades excepcionales, deja el ejemplar del rastreador, el hombre
de sentidos agudos que adivina el rastro y descubre secretos impenetrables al hombre moderno.
En cambio la pesca, particularmente la marítima, se ha transformado en una industria moderna
que ocupa a grandes masas de población, no sólo en la tarea de extraer la pesca de las aguas,
sino también en su preparación, conservación, envase y expedición a los mercados de consumo.
Comúnmente se hace la distinción entre la pesca de agua dulce, la de los litorales marítimos y la
de alta mar. La segunda es la que proporciona ocupación a más personas y la que tiene mayor
importancia comercial.
Los Grandes Lagos de Norteamérica constituyen una de las pesquerías más importantes del
mundo. La densa población que los rodea y la demanda creciente dieron lugar a una industria
pujante y a una disminución catastrófica de ciertas especies, como el esturión, hoy protegido por
una larga veda. El arenque, la trucha, el sollo azul, la perca amarilla, el merlán y el coto, son las
más abundantes entre las cuarenta especies que se crían en aquella región. El Misisipi y los ríos
de la región oriental de los Estados Unidos suministran también enormes cantidades de pescado,
especialmente pez búfalo, barbo, carpa, sargo y también ostras y ranas. La pesca del salmón en
la región norte del Pacífico comprende desde el occidente de los Estados Unidos hasta el norte
del Japón, siendo particularmente abundante en la Colombia Británica, Alaska y nordeste de
Siberia. Según las zonas, hay cinco distintas especies de salmón que remontan los ríos y desovan
en diferentes períodos del año. Alaska solamente, exporta salmón envasado por valor de más de
50 millones de dólares al año. Sin embargo, desde las pesquerías del Oeste se envía salmón
fresco para el consumo a las poblaciones de la costa atlántica.
En el sudeste de Europa existen las pesquerías de agua dulce más renombradas del mundo. En
los ríos Danubio, Dniéper, Don, Volga y Ural y en los mares Negro, Azov y Caspio se capturan
peces de dos tipos: los que pasan la mayor parte de su vida en agua salada y remontan los ríos
en la primavera y el verano para desovar y alimentarse, y los que pasan todo el año en aguas
dulces. En el primer grupo figuran el rubio (y obla), el salmón, el arenque y el esturión, y en el
segundo el sargo, la perca, la carpa, el sollo, el sirulo y el pequeño esturión sterlet. Las materias
nitrogenadas procedentes de las tierras de cultivo y el humus que arrastran las precipitaciones
pluviales favorecen la formación del
plancton, compuesto de diminutos animales y plantas
marinas que van a la deriva y que directa o indirectamente sirven de alimento a los peces. El
plancton animal vive del plancton vegetal, el cual absorbe compuestos nitrogenados disueltos,
sales minerales y bióxido de carbono: facilitan los primeros las vertientes de los ríos y los
segundos abundan en el agua del mar. Por tal razón la fauna marina es más abundante en las
orillas y en especial en las desembocaduras de los grandes ríos. Los citados proporcionan un
plancton extraordinariamente rico, que sirve de alimentación a gran variedad de especies de
peces que se capturan con redes de barredera, jábegas, simples redes profundas y sedales con
anzuelos. Una masa inmensa de población se dedica a la pesca y a la preparación del pescado:
ahumar, salar, secar, congelar y enlatar pescado, y de sus productos derivados, que proveen a
los mercados interiores y a muchos extranjeros.
En China, Japón y Corea se practica la cría de peces de agua dulce en escala comercial, en lagos,
estanques, canales y represas. La repoblación de las aguas se hace con regularidad, se alimenta a
los peces, se fertilizan las aguas para favorecer el desarrollo rápido de los alimentos de la
población acuática, resultando unas crías enormes que permiten proveer los mercados de
aquellas zonas tan densamente habitadas. Se domestica e instruye a los cuervos marinos para
que capturen los peces sin tragárselos, a cuyo efecto se les coloca un anillo en el cuello.