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GEOGRAFIA ECONOMICA - La caza y la pesca
LA CAZA
ZONA TROPICAL. -
En los trópicos es más raro encontrar una tribu que viva exclusivamente
de la caza o de la pesca. El cultivo, aunque rudimentario, es allí posible, como es posible recoger
resinas, gomas, nueces o cortezas, y hacer trueques con tribus vecinas o con comerciantes que
las exporten. Los pigmeos de la cuenca del río Congo, en Africa, los sakai del interior de la
península malaya, al sudeste de Asia, los punan de la isla de Borneo y algunas tribus de las islas
de la Sonda son tal vez los típicamente cazadores y los que hacen presa no sólo entre las aves y
mamíferos, sino hasta en los panales de miel silvestre. La fauna de las selvas y sabanas de Africa
es más numerosa y variada que la de las regiones similares de América, y las operaciones de
caza suelen ser colectivas; los hombres se dedican a las batidas espectaculares y las mujeres al
cuidado de las provisiones y de los niños. Las armas de fuego no son todavía muy usadas entre
los nativos y los arcos con flechas envenenadas, las cerbatanas con dardos igualmente
envenenados, los venablos, los hoyos y los lazos suelen ser los instrumentos más comunes. A
veces aldeas enteras organizan expediciones pesqueras y se trasladan en masa a la orilla de una
laguna o de un delta fluvial y, armados con redes, hacen grandes batidas, y si la pesca es
abundante, celebran festines ruidosos y ahuman o secan el pescado sobrante para comerlo
después en sus hogares. En las regiones montañosas se construyen represas artificiales para
fomentar las crías y depósitos de pescado. En las orillas del mar, la pesca es una industria
parecida a la de otras partes, con botes movidos a vela o con remos, y con redes, garlitos,
trampas, venablos, cañas con hilo y anzuelo, etc., y con las aguas divididas en sectores de pesca
entre las distintas tribus.
Tampoco es rara la fijación de cotos de caza entre las tribus. Es evidente que una economía de
este género requiere un equilibrio muy delicado y si la caza escasea o si la tribu aumenta, el
equilibrio se rompe. Por otra parte, el clima cálido no se presta a almacenar reservas como en las
regiones polares, y aunque los indígenas conocen todos los medios de conservar las carnes o el
pescado, ahumándolos, secándolos o salándolos, la putrefacción se presenta muy pronto y no
hay otro recurso que el consumir rápidamente las provisiones o cambiarlas por otros productos.
En la cuenca del Amazonas, en medio de una vegetación exuberante y con unos arqueros indios
insuperables, que lo mismo voltean una pantera que un jaguar, o hacen blanco entre los monos
encaramados o las aves de rico plumaje, o diezman las piaras de cerdos salvajes o las manadas
de ciervos, las épocas de carestía son frecuentes y, como sus conterráneos de Africa, tienen que
recurrir a los insectos y a las larvas para matar el hambre, y algunos incluso son geófagos. En las
islas tropicales, particularmente en las más reducidas, los animales terrestres no abundan, y la
caza se limita a las aves, siendo la pesca la base de su manutención, habiendo conseguido un
alto perfeccionamiento en el arte, no sólo en las costas, sino mares adentro.