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BOTÁNICA – Plantas acuáticas
Gran cantidad de plantas sólo viven en medio acuático, por lo que se llaman acuáticas.
Pueden dividirse en tres grupos principales: 
a) Flotantes, aquellas cuyas hojas y flores flotan en el agua, a las que pertenecen numerosas
familias y especialmente la de las Ninfeáceas, con numerosas especies ornamentales que son
generalmente denominadas nenúfares.
b) Sumergidas. A este grupo pertenecen todas las plantas que viven bajo las aguas, o mejor
dicho, dentro de ellas. Son muy útiles por la oxigenación de las aguas de los tanques y los
lagos, ya que poseen órganos que facilitan esta operación.
c) Emergentes son las plantas acuáticas propias de los pantanos, cuyas hojas y flores salen a la
superficie. A este grupo pertenecen numerosas especies de la familia de las Ciperáceas,
Aráceas, Tifáceas, Pontederiáceas, Alismatáceas, etc.
Se fijan por las raíces al barro del fondo de los pantanos, lagos o ríos, a diferencia de las
flotantes, que no están fijas.
Los frutos y las semillas de las plantas acuáticas están frecuentemente dotados de un
involucro muy resistente que les permite flotar o estacionarse, esperando condiciones
favorables para la germinación, durante mucho tiempo, que puede llegar a años.
Las condiciones en que viven las plantas acuáticas son favorables para un crecimiento rápido:
el medio dispone de temperaturas casi constantes, abundancia de gas carbónico, agua a
voluntad y luz regularizada. Por eso ciertas plantas acuáticas pueden alcanzar dimensiones
considerables y vivir muchos años. Ya habíamos observado que la reproducción sexual es
menos activa en las plantas acuáticas, por lo cual generalmente se multiplican por un proceso
vegetativo o agámico. Algunas producen yemas especiales y flores abortadas que se separan
para producir nuevos individuos.
Es curioso lo que acontece en ciertas plantas de las costas tropicales. Las semillas de esas
especies, para asegurar la reproducción en las aguas en movimiento del mar, están dotadas de
la capacidad de germinar en los frutos, pudiendo alcanzar la plántula en ese estado más de
cincuenta centímetros; cuando se desprenden y caen, se adhieren con las raíces, de las que ya
disponen, y que se desarrollan rápidamente, capacitando a la planta para resistir las mareas.
También es interesante lo que pasa con la Victoria regia, de la familia de las Ninfeáceas,
oriunda de los ríos de la zona amazónica y del Paraguay. En esta notable planta, cuyas
gigantescas hojas pueden alcanzar dos metros de diámetro, el pedúnculo floral se dobla o
enrolla en espiral, una vez que su flor está fecundada (por insectos), arrastrando la flor hacia
dentro del agua, donde se producirá la formación del fruto. Éste es una cápsula, que libera las
simientes en seguida. Las semillas están dotadas de un aparato flotador para mantenerse en la
superficie y pueden así ser arrastradas por la corriente. Cuando las condiciones ambientes son
favorables, el aparato flotador se desliga y las semillas caen al fondo, donde germinan.
Ciertas plantas acuáticas tienen yemas vegetativas denominadas invernáculos, que se
desprenden durante el rigor del invierno depositándose en el fondo, donde el agua es más
propicia para la vida; la estación favorable desprende las cubiertas para dar nacimiento a una
nueva planta.