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BOTÁNICA – Los nombres de las plantas
NOMENCLATURA VULGAR Y CIENTÍFICA
La nomenclatura vulgar representa por otra parte la más remota tentativa de sistematización
botánica, pues procura natural o empíricamente agrupar los vegetales según su designación y
aplicaciones.
Con el advenimiento de la ciencia botánica y su consecuente progreso, los naturalistas
verificaron la necesidad de dar a cada planta un nombre técnico, por medio del cual cada
vegetal fuese conocido en el mundo entero para facilitar no solamente el intercambio
científico, sino también el comercial, que una nomenclatura común trababa, como es fácil de
comprender.
Fue el gran botánico Linneo, universalmente conocido, quien creó la actual nomenclatura
científica para las plantas, llamada nomenclatura binaria, porque en ella toman generalmente
dos nombres, que son el del género y el de la especie botánica.
En esa nomenclatura, mundialmente adoptada y reconocida, los nombres de todas las plantas
se dan en latín, lengua universal, eufónica y susceptible de expresión concisa, con la ventaja
primordial de ser una lengua muerta, cualidad que hizo que fuera aceptada sin restricción de
ninguna nación.
La ventaja de esa nomenclatura es obvia. Empero, no estará de más ejemplificar: el vegetal
perteneciente a la familia de las Euforbiáceas, clasificado botánicamente con el nombre de
Euphorbia pulcherrima es conocido en el Brasil con los siguientes nombres: papagayo, cardial,
ala de papagayo, flor de San Antonio, hoja de sangre, parece, mas no es y poincetia; en
diversas repúblicas de América latina la misma planta se conoce con los nombres de flor de
Pascua, flor de Nochebuena, estrella federal, Pascuas, Venancia-aires, flor de fuego, papagayo,
pastora y pastoras.
Con tan numerosos nombres en sólo tres o cuatro países de idioma idéntico es fácil deducir
cuánto más complicados serán los nombres vulgares de esas y de muchas otras plantas en los
países con los más diversos y complicados idiomas.
La dificultad originada de esas numerosas divergencias y complicaciones de la nomenclatura
vulgar son así sencillamente evitadas por la adopción universal de la nomenclatura binaria
creada por Linneo, con ventajas reales para la humanidad, que puede así entenderse
perfectamente por un lenguaje científico que resulta único en el mundo entero.
Los dos nombres latinos que designan cada especie vegetal constan: el primero, nombre
genérico, es un sustantivo que indica el género de la planta; el segundo, nombre especifico, es
un adjetivo relacionado con el nombre genérico o un sustantivo adjetivado. Esto permite
designar una infinidad de plantas con el auxilio de un pequeño número de sustantivos
genéricos y de adjetivos específicos. Así, por ejemplo, el bananero o plátano común es
conocido por el nombre específico de Musa paradisiaca, mientras que el plátano enano es
Musa chinensis, el plátano de Abisinia es Musa ensete, el textil o abacá es Musa textilis, el
plátano de jardín es Musa arnoldiana y el plátano rojo es Musa coccinia, etc.