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BOTÁNICA – Los nombres de las plantas
BASES EN LA CLASIFICACIÓN SISTEMÁTICA DE LAS PLANTAS
El objeto de la clasificación de los vegetales es organizarlos en grupos fáciles de identificar, y
hallar, tanto como sea posible, su grado de parentesco.
La parte de la Botánica que se ocupa de la nomenclatura de las plantas se denomina
Taxonomía vegetal o Botánica sistemática.
Al principio, los botánicos establecieron sistemas artificiales de clasificación, tomando por
base un determinado órgano vegetal, sin preocuparse de los demás caracteres morfológicos
filogenéticos.
Así, en el sistema artificial, se pueden reunir en un grupo todas las plantas que presentan
hojas simples y enteras; en otro grupo, las que tienen hojas simples dentadas; en un tercero,
las de hojas simples digitadas; en otro grupo, las de hojas compuestas pinadas y en igual
forma, tantos grupos como tipos de hojas existen.
Se nota claramente que tal sistema nada indica sobre la organización general de los vegetales,
excepto lo referente al órgano que sirve de base para la clasificación.
Andrés Cesalpini fue el primer botánico que estableció las bases de una clasificación artificial,
dividiendo los vegetales en dos grandes clases: agrupa en la primera, las hierbas y los
subarbustos y en la segunda, los arbustos y árboles. Siguió a Cesalpini el botánico inglés Juan
Wray, quien verificó que había plantas con un solo cotiledón y otras con dos, dividiéndolas en
Mono cotiledóneas y Dicotiledóneas, a las que Jussieu acrecentó una tercera clase, las
Acotiledóneas.
Luego aparece Tournefort con su sistema, basado en la forma de la corola. A continuación del
sistema de Tournefort viene el de Linneo, considerado el más notable de los sistemas
artificiales, basado en las modificaciones que presentan los órganos sexuales de las plantas,
especialmente los estambres.
El sistema de Linneo, no obstante ser notable, tiene el inconveniente de aproximar plantas de
caracteres muy diversos y separar otras de caracteres casi iguales.
Las clasificaciones naturales no presentan tales inconvenientes y no agrupan a los vegetales
según los caracteres suministrados por un solo órgano, sino por el conjunto de la
organización.
Fué Antonio de Jussieu, basado en la subordinación de los caracteres, como ausencia o
presencia de flores, posición de la semilla, número de los cotiledones, morfología del cáliz, de
los estambres y de los pistilos, quien estableció por primera vez una clasificación natural.
Después de Jussieu establecieron sistemas naturales Sachs, Van Thiegen, y otros botánicos.
Los botánicos Wettstein y Engler establecieron los más perfectos sistemas de clasificación
natural, siendo el de Engler universalmente reconocido y adoptado en los centros científicos.
El sistema de Engler está basado en la distribución de las partes florales y del fruto, la
anatomía de los órganos vegetativos o la estructura general del vegetal.
Tal sistema no es estático; sigue perfeccionándose, de modo que las nuevas clasificaciones
surgen a medida que se enriquece el estudio de la interdependencia entre las plantas, ya sea
porque van siendo mejor conocidas, ya porque se descubren otras en las diversas regiones de
la Tierra.
Los grupos están ordenados, entonces, según su parentesco natural, como en un árbol
genealógico que liga los órdenes, familias, géneros y especies según su probable descendencia
o afinidad.
Para clasificar, es necesario tener el conocimiento exacto de lo que es una especie, para poder
distinguir los individuos (vegetales o animales).
La especie es "el conjunto de individuos que, por todos sus caracteres perceptibles por
observación directa, se muestran como descendientes de una planta o un par de plantas".
También puede definirse la especie como la reunión de todos los individuos que se asemejan
entre sí y que por reproducción engendran otros que les son semejantes.
Para la clasificación botánica, una especie es, teóricamente, la menor unidad sistemática,
aunque no lo es en la práctica o la realidad, ya que puede ser subdividida en razas o
variedades, o mejor dicho en subespecies o biotipos. La diferencia entre las subespecies es
muy pequeña.
Así, por ejemplo, las subespecies del cafeto común, cultivado en el Brasil, conocidas por los
nombres de Africano, Amarillo, Bourbon, Moragogipi, Moka, etc., se reúnen en la especie
Coffea arábica L.; en cuanto a las otras especies, existen la Coffea liberia Hiern., Coffea
canephora Pierre, Coffea laurifolia H. B.K., etc.
Las especies que presentan entre sí cierto número de caracteres comunes, se reúnen a su vez
para constituir un género: Coffea, como vimos en los ejemplos dados.
En forma análoga, teniendo por base caracteres comunes a diversos géneros, se les reúne para
formar un grupo más importante que es la familia. A los ejemplos tomados para las
definiciones de especie y género, podemos reunir los géneros Cinchona (al que pertenece el
árbol de la quina), Gardenia y tantos otros, para dar origen a la familia de las Rubiáceas.
Prosiguiendo con la evolución de semejanzas, formaremos un orden o serie con las familias
que presentan caracteres comunes entre sí. Así, la familia de las Rubiáceas, Caprifoliáceas y
Valerianáceas, constituyen el orden o serie de las Rubiales y éstas más los órdenes de las
Contortales, Ligustrales, Cu-curbitales, etc. y numerosas otras dotadas de caracteres que les
son comunes, en este caso el número de cotiledones, van a formar la clase de las
Dicotiledóneas, pertenecientes a la división de las Angiospermas, que a su vez se subordinan
al gran grupo de las Fanerógamas.
Las últimas sistematizaciones se basan más en caracteres de diferenciación que en razones
filogenéticas.
Resumiendo, el cafeto común cultivado en el Brasil, es una planta del grupo de las
Fanerógamas, de la división de las Angiospermas, de la clase de las Dicotiledóneas, del orden
de las Rubiales, de la familia de las Rubiáceas, género Coffea y especie arábica, presentando
subespecies conocidas por los nombres de africano, amarillo y Bourbon.
Ésta es la estructura básica de una sistematización de la clasificación botánica.
Presentándose en muchos casos la aparición de ciertos elementos comunes a varios grupos,
pero insuficientes para caracterizar un género, una familia o un orden, se establece el criterio
de formar subgéneros, subfamilias, subórdenes, subclases, también como secciones, tribus y
subtribus, categorías que no disponen de reglas fijas que permitan definirlas con exactitud.
Todas las clasificaciones sistemáticas son escritas en latín, que es la lengua universal de las
ciencias naturales. Algunos términos, los más generales, pueden ser traducidos a las diversas
lenguas vivas. Así los grandes grupos Phanerogamae, Angiospermae, Dicotyledoneae y
Rubiaceae, se traducen al castellano como Fanerógamas, Angiospermas, Dicotiledóneas y
Rubiáceas.
Para un intercambio universal todos los términos de la sistemática deben ser escritos en latín,
inclusive las descripciones de plantas nuevas, de acuerdo con lo que establecen los Congresos
Internacionales de Botánica que aprobaron las "Reglas Internacionales de la Nomenclatura
Botánica".
Los nombres de las series, órdenes, y de los géneros y especies, son obligatoriamente escritos
en latín, excepto las obras didácticas para el uso de determinados países.
El criterio del "bautismo" de las plantas obedece a recomendaciones de los congresos de
Botánica. Se debe dar preferencia a los nombres que indiquen alguna particularidad
morfológica, fisiológica, práctica o leyenda sobre el vegetal, o aprovechando los nombres
propios de los lugares en que la planta fue recogida (patria), o de los recolectores, botánicos o
de personas de reconocida notoriedad internacional. Todos los nombres de personas deben
ser latinizados. Coffea, el nombre del género del cafeto, fue dado por Linneo, según unos,
basado en el nombre abisínico de la planta, según otros por haber sido encontrado por
primera vez en la ciudad de Kaffa, Abisina, y la especie arábica por haber sido encontrada en
Arabia. El árbol brasileño de la familia de las Leguminosas, vulgarmente llamado "palo de
hierro", lleva el nombre científico de Caesalpinea férrea Mart., siendo Caesalpinea en
homenaje al botánico Andrés Cesalpini y férrea debido al nombre dado a la planta en el Brasil,
por la extrema dureza de su leño.
Al lado del nombre de la especie debe ir registrada siempre la abreviatura o el nombre del
botánico que la determinó, así en Coffea arábica L., L es la sigla o abreviatura de Linneo,
botánico que determinó esa planta en la clasificación sistemática.
Los nombres que designan las familias botánicas se forman por el de uno de los géneros que
comprenden la familia (generalmente el más antiguo o el más característico) con el sufijo
aceae en latín o áceas en castellano. Así, por ejemplo, el género Rubia da origen al nombre de
la familia de las Rubiáceas o Rubiaceae; Malva de las Malváceas o Malvaceae; Rosa de las
Rosaceae o Rosáceas, etc.