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BOTÁNICA – Enfermedades de las plantas
Las plantas, como los animales, están sujetas a disturbios causados por agentes de diversa
naturaleza que producen las llamadas enfermedades, objeto de estudio de la Patología vegetal
o Fitopatología.
La temperatura, la luz, la humedad, y los alimentos son factores externos que pueden actuar
favoreciendo o dificultando la vida de la planta. Solamente cuando están comprendidos entre
los límites máximos y mínimos, tales elementos pueden ser útiles al vegetal. Por encima y
debajo de esos límites, las funciones vitales se desorganizan, volviéndose anormales y
produciendo procesos patológicos que pueden causar la muerte del individuo. Otros factores
que no son ambientes pueden causar disturbios en el funcionamiento del organismo: son los
parásitos vegetales o animales.
El parasitismo es nefasto a la vida de la planta, porque el parásito, además de robar al
hospedador los elementos de su savia, le inyecta toxinas que producen disturbios en la
respiración, transpiración e hipertrofia de las células.
Las enfermedades parasitarias de los vegetales son generalmente causadas por hongos,
esquizomicetos y animales.
La Fitopatología es una ciencia dificilísima y su desarrollo ha sido pequeño, pues hasta ahora
se conocen solamente tratamientos de profilaxis de las diversas infecciones que se producen
en las plantas, resumiéndose el estudio de los disturbios parasitarios en el conocimiento de la
sistemática y de la biología de los parásitos.
Las infecciones parasitarias dependen no solamente de la nocividad del parásito, sino también
de las condiciones de humedad y calor del ambiente.
Las infecciones de los trigales y de las vides por esporos de hongos están relacionadas a
condiciones propicias de calor y humedad, y por ese motivo ya existen en algunas regiones de
Europa redes de estaciones meteorológicas y radiotelegráficas que avisan a los agricultores
cuando hay condiciones óptimas para el desarrollo de los esporos del hongo, haciendo posible
un trabajo profiláctico de pulverización de los cultivos con ingredientes funguicidas (que
matan los hongos).
Enfermedad del trigo denominada "carbón", y producida por hongos.
Aun no se ha podido determinar el agente patógeno de algunas enfermedades de los
vegetales. Se trata del caso de los llamados virus filtrables, organismos ultramicroscópicos aún
no identificados.
La reacción de la planta contra el parásito solamente se puede producir por la caída del
órgano afectado, cuando tal caída es biológicamente posible (hojas, flores y frutos).
Algunas cualidades del vegetal, como la acidez de algunos de sus jugos, espesor de la
cutícula, precocidad o lentitud del desarrollo, pueden volverlo inmune a determinados
parásitos.
Así, el hombre procura criar variedades de plantas agrícolas precoces, de ciclo vital
condicionado a las estaciones climatéricas, a fin de evitar ciertas enfermedades parasitarias.
Las enfermedades causadas por los factores ambientes, denominadas enfermedades
funcionales, se deben a la intensidad anormal de uno o varios de los factores climáticos.
Si la temperatura sobrepasa el máximo que soporta la planta, provoca un exceso de
evaporación de los líquidos que ella contiene, ocasionando la desecación de los tejidos.
Más nociva es aun la diferencia de la temperatura, pues la acción del frío sobre la planta llega
a todos sus órganos, inclusive la raíz, y también actúa como agente desecador del ambiente.
En los climas fríos muchas plantas se defienden contra los rigores del invierno por la
eliminación de las partes más expuestas a los rigores de la estación y por la reducción gradual
del agua de su cuerpo.
También el exceso de luz puede ser perjudicial, porque produce una exagerada vitalidad
celular en detrimento del fenómeno de fotosíntesis. La escasa iluminación es a su vez
perjudicial a este fenómeno y, por lo tanto, a la planta.
La insuficiencia de las irradiaciones ultravioleta es también perjudicial, por lo que los vidrios
usados en los invernáculos deben ser de tal calidad, que no ocasionen modificaciones en la
distribución de la luz.
El exceso de agua absorbida puede causar alteraciones en la vida vegetal porque favorece la
acción perjudicial de otros factores (temperatura, por ejemplo), ya que perjudica directamente
el funcionamiento de los diversos órganos de la planta.
La deficiencia de agua ocasiona un descenso de la turgencia de los órganos, llegando a
producir una incapacidad en el funcionamiento de las células.
Además de los factores meteorológicos, los alimentos minerales existentes en el suelo, sea en
exceso o en deficiencia, pueden causar enfermedades en las plantas.
El exceso de ázoe, por ejemplo, causa una producción anormal de sustancias proteicas e
insuficiencia de hidratos de carbono, provocando la proliferación de tejidos muy acuosos y
pobres en elementos de sustentación, lo que facilita el ataque de parásitos y el vuelco de las
plantas.
Las enfermedades funcionales son de eliminación mucho más fácil que las producidas por
hongos. En las últimas, el único procedimiento es la profilaxis, mientras que en las anteriores
los procesos culturales adecuados, el trabajo de los terrenos y las épocas propias de siembra
de las especies sujetas a los excesos o deficiencias de los elementos atmosféricos, consiguen
evitar el mal.