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BOTÁNICA – La constitución íntima de los vegetales
TEJIDOS MECÁNICOS O DE SUSTENTACIÓN
En los tejidos nuevos y en las plantas inferiores, las formas se mantienen exclusivamente a
costa de la turgencia celular, debido a la presencia de jugos celulares, lo que imprime cierta
resistencia mecánica a los seres así organizados.
En los vegetales superiores, la turgencia solamente actúa en los primeros momentos de la vida
de la plántula; en seguida las células de algunos tejidos se solidifican, sus membranas se
endurecen suministrando perfecta resistencia física al individuo vegetal, lo que le da el
nombre de tejido de sustentación. Comprende dos tipos principales, que son: colénquima y
esclerénquima.
El colénquima se encuentra principalmente en los órganos en crecimiento y está formado por
células vivas, como fibras, o cortas, casi isodiamétricas, en las cuales las membranas celulares
se engruesan con los contactos de tres o más células, dando al colénquima notable resistencia
física, pero sin impedir el crecimiento del órgano de que forma parte.
Los espesamientos se producen en los ángulos de contacto de las células; son de naturaleza
celulósica; vistos en sección transversal presentan aspecto angular, triangular y cuadrangular,
si son producidos por tres o cuatro células.
No se notan espacios intercelulares, lo que imprime mayor resistencia al tejido.
En las plantas herbáceas, especialmente de la familia de las Compuestas, Labiadas y
Ranunculáceas, aparecen cama-das de colénquima a lo largo del tallo, las que le dan
resistencia contra la presión y la flexibilidad de los tallos.
En las células de membrana completamente engrosada se observa una resistencia mayor que
en los tejidos colenquimatosos, apareciendo, por lo tanto, el esclerénquima, que está formado
por células más resistentes y duras, responsables de la perfecta estabilidad de los órganos
vegetales. Está también originada en el parénquima, debido al espesamiento progresivo de las
membranas que es consecuencia de la lignificación o de la mineralización de las membranas
celulósicas.
El esclerénquima toma el nombre de esclereidas o células pétreas, cuando sus células se
desarrollan en tres sentidos, conservando, aproximadamente, la forma primitiva. Cuando se
desarrolla más en una dirección, volviéndose comprimidas, fusiformes y puntiagudas,
constituyen las verdaderas fibras.
En los primeros estados de la formación del tejido, las células esclerenquimatosas aún
contienen el plasma y el núcleo; al espesarse definitivamente, el contenido celular se reabsorbe
y el esclerénquima desempeña sólo un papel físico.
Uniéndose entre sí, las fibras dan lugar a la formación de paquetes o haces de fibras,
industrialmente aprovechables como en el lino (Linum usitatissimum), el cáñamo (Cannabis
indicum), el yute (Corchorus capsularis), el ramio (Boehmeria nivea), etc., por eso
denominadas fibras liberianas.
Las esclereidas o células pétreas se encuentran en muchos órganos vegetales, ya en las hojas,
como en el té (Thea sinensis), ya en la corteza de muchos árboles o en el parénquima de
ciertos frutos, como acontece con las peras, donde son fáciles de reconocer.
El conjunto de fibras y esclereidas que dan forma a los órganos de sustentación de las plantas,
se denomina estereoma.
Las plantas poseen largos y rígidos tallos debido a la presencia del estereoma.
Es notable la gran resistencia que los tejidos esclerenquimatosos imprimen a los vegetales.
Cuando vemos una palmera, cuyo tallo tiene tan pequeño diámetro en la base, elevarse a
algunas decenas de metros y sustentar un gran peso de hojas y frutos, podemos comprender
la resistencia del material empleado por la naturaleza en el endurecimiento del vegetal.
Muchas veces encontramos una relación desde 1:200 hasta 1:400 entre la base y la longitud de
estos tallos, sin que la planta sufra accidente alguno, aunque sean frecuentes los vientos de
gran fuerza.
Para aquilatar bien el valor de esta expresión debemos recordar que en construcción civil con
los materiales actualmente empleados por el hombre, la misma relación de estabilidad (base
por altura) no va más allá de 1:10.
También la estabilidad de las fibras vegetales es notable. Basta decir que el coeficiente de
extensibilidad de una fibra con sección de un milímetro cuadrado es casi igual al del mejor
acero.