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BOTÁNICA – Semilla y germinación
FRUTOS CON ÓRGANOS DE DISEMINACIÓN
Hay frutos que para ser llevados por el viento, están dotados de alas que permiten su
transporte. En general se abren durante la maduración (frutos secos indehiscentes) y tienen el
nombre especial de sámaras.
El árbol de la región amazónica vulgarmente denominado ventosa (Hernandia guianensis
Aubl), que vegeta preferentemente a la vera de los ríos, dispone de una organización especial
para la diseminación. El fruto está encerrado en una cápsula hueca formada por el desarrollo
del cáliz (cáliz acrescente), que flota llevado por la corriente hasta quedar retenido en algún
remanso o en tierra firme de las márgenes, cuando las aguas del río bajan. Es un curioso
proceso de diseminación por medio del agua. La cápsula hueca está dotada de un orificio, y el
fruto, al madurar, se suelda en el interior, de modo que al rodar por la marejada mantiene
siempre el equilibrio y obtura el orificio si éste se vuelve hacia el nivel del agua.
En otros casos los frutos están dotados de asperezas, pelos o resinas que se adhieren a los
pelos de los animales y a veces al hombre, que los transportan a regiones distantes. El fruto
del Desmodium diureticum, que es una vaina, está revestido de una sustancia resinosa o
cerosa muy adhesiva, y se adhiere con gran facilidad en la ropa del hombre y en los pelos de
los animales. Además, este fruto es articulado, de modo que la parte que envuelve cada
semilla se desprende, fragmentándose y aumentando así la capacidad diseminadora de la
planta.
Existen frutos que son ingeridos por las aves y pasan por el aparato digestivo, donde sufren
una acción mecánica o química, germinando después con facilidad. Es el caso de la llamada
liga parásita de los árboles, cuyos pequeños frutos, apetecidos por los pájaros, contienen una
semilla revestida de sustancia pegajosa. Expelida, esta semilla se pega a la rama de los árboles
y hasta a los cuerpos inertes, germinando luego.
También hay frutos que se abren con gran violencia expeliendo lejos las semillas. Actúan
como verdaderas catapultas, como en el caso del ricino.
Otros frutos secos y de reducido tamaño (aquenio) están provistos con gandíos o filamentos
que se prenden al pelo de animales o facilitan el transporte por el viento, como acontece en la
conocidísima planta denominada "amor seco" (Bidens pilosus) y la cerraja (Sonchus
oleraceus).
Transporte de frutos y semillas por el viento. Frutos y semillas dotados de pelos que facilitan
la diseminación.