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BIOLOGÍA - Los insectos sociales
LOS COMEJENES
Los comejenes (también llamados termites) no pertenecen al mismo orden que las hormigas,
pero viven en colonias muy parecidas. Los dos tipos de insectos evolucionan
independientemente para llegar a una solución análoga del problema de la vida social. Es
natural, por lo tanto, que a pesar de la semejanza general la vida de ambos grupos presente
sus peculiaridades.
Entre los comejenes, los operarios y guerreros son machos y hembras estériles. En algunas
especies brasileñas, los soldados tienen un hocico por donde arrojan al enemigo una sustancia
pegajosa que les aglutina las patas y los inmoviliza. Los operarios y soldados son en general
ciegos y sin alas. Viven dentro de la comejenera y en galerías que construyen para explorar la
vecindad.
En muchas ciudades brasileñas es conocidísima una especie de comejenes (cupim) que forma
enjambres en agosto y septiembre. Millares de machos y hembras alados salen de las
comejeneras, construidas muchas veces en el maderaje de las casas, y atraídos por la luz
forman densas nubes en torno de las lámparas.
Entre los comejenes el macho tiene un destino más feliz que entre las hormigas y abejas, pues
la cópula no se produce durante el vuelo, sino después que la pareja, desembarazándose de
las alas, construye un nido dentro de la madera. El rey vive en la cámara real junto con la
reina y la fecunda periódicamente. La reina está tan llena de huevos, que el volumen de su
abdomen aumenta hasta dos mil veces. En una especie africana llega a poner setenta mil
huevos por día y cien millones en toda su vida.
En la comejenera nacen machos y hembras alados, que son los encargados de fundar nuevas
colonias. Pero hay además otros comejenes fértiles, sin alas o de alas rudimentarias, que
entran en función cuando muere la pareja real. Si muere sólo la reina, varias de estas reinas de
reserva son fecundadas por el rey y comienzan a poner huevos.
Los comejenes se alimentan principalmente de madera, pero también de otros productos
vegetales. En las especies que sólo comen madera no descompuesta, la digestión sólo puede
hacerse gracias a los protozoarios intestinales que viven en simbiosis con estos insectos.
Como entre las hormigas, el alimento pasa frecuentemente de boca en boca por regurgitación,
Además, los obreros se alimentan de las heces de sus compañeros, aún no totalmente
digeridas. Los más jóvenes son alimentados con saliva regurgitada por los operarios. Las
reinas, de vientre enorme, segregan por la piel una sustancia que los operarios que viven
alrededor de ellas chupan y aprecian mucho; frecuentemente lo hacen con tanto entusiasmo
que llegan a herir a la reina. La economía alimenticia exige también que sean devoradas las
pieles de las mudas de las larvas y hasta los individuos más débiles de la colonia.
Hay comejenes que viven exclusivamente en la madera; otros hacen nidos en el suelo,
subterráneamente o construyendo montículos y elevaciones de varios metros de altura.
Muchos construyen con barro grandes nidos en los árboles o utilizan viejos troncos como ejes
de grandes construcciones, provistas muchas veces de tejados que las resguardan del sol y de
la lluvia.
También los comejenes tienen sus asociados, en su mayor parte insectos que segregan
sustancias agradables y que por eso son alimentados por ellos.
Estos insectos son perjudiciales por los serios estragos que producen en las maderas y por las
comejeneras durísimas que llenan ciertos campos, dificultando la labranza.