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BIOLOGÍA - Las células de nuestro organismo
EL MICROSCOPIO
La Citología y la Histología, que se ocupan de las células y de los tejidos, no existirían si el
hombre no hubiese inventado el microscopio, que nos muestra los objetos aumentados hasta
más de un millar de veces.
El microscopio está formado por lentes sujetas en las extremidades de un tubo metálico, que
por medio de tornillos puede ser aproximado o alejado para enfocar convenientemente, y por
una platina, donde se coloca, sobre una lámina de vidrio, el objeto en observación. Esta platina
está perforada en el centro, a fin de que la luz reflejada por un espejo colocado debajo de ella
pueda atravesar la lámina y el objeto, para penetrar en el tubo de las lentes y llegar al ojo del
observador.
Cuanto más delgado es el objeto a observar, más nítidamente se podrá ver su estructura. Por
lo tanto, si queremos estudiar un trozo de tallo de calabaza o de piel humana, debemos
obtener láminas finísimas. En el primer caso, dada la consistencia del material, pueden
obtenerse láminas bastante finas empleando una hojita de afeitar o una navaja. En el caso de la
piel y de casi todos los tejidos animales, por ser demasiado blandos, debemos prepararlos
para cortarlos con el micrótomo, aparato del tipo de las máquinas de cortar fiambres, aunque
mucho más perfeccionado, que suministra láminas de cerca de 5 milésimas de milímetro de
espesor.
También, empleando técnicas especiales, se colorean las láminas o cortes con colorantes
apropiados para realzar ciertos detalles de estructura. Por fin se coloca cada corte, con una
gota de bálsamo de Canadá, sobre la lámina de vidrio y se cubre con una finísima laminilla.
Así el preparado se conserva indefinidamente, y puede ser estudiado hasta muchos años
después.