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BIOLOGÍA - La reproducción sexuada de los vegetales
LAS PLANTAS CON FLORES
Para analizar con claridad el proceso reproductivo de las plantas, tenemos dos puntos de
referencia importantes: la fecundación y la meiosis, que limitan la fase diploide y la haploide
(ésta también llamada protalo).
Los gametos masculinos se llaman, en los vegetales, anterozoides, y los femeninos, oosferas.
Lo que se llama óvulo en los vegetales no es el gameto femenino como en los animales, sino el
órgano donde se forman los esporos femeninos, y después la oosfera.
El esporo es la primera célula haploide que se forma como consecuencia de la meiosis; es el
comienzo de la fase haploide o protalo. Las raíces, tallos y hojas están formadas por células de
2n cromosomas y pertenecen por lo tanto a la fase diploide. En las flores, el cáliz, la corola, los
pies de los estambres, las paredes del ovario y de los óvulos, también son diploides.
En las anteras y en el interior de los óvulos es donde se forman los esporos, por meiosis. El
esporo masculino es el grano de polen: célula de paredes gruesas que luego se divide en dos
desiguales, de las cuales la mayor se divide para dar dos anterozoides. El conjunto de esas
células haploides es el protalo masculino, compuesto en estas plantas sólo por tres células, de
las cuales dos son gametos.
Llevado por el viento o por los insectos y otros animales, cae el grano de polen desarrollado
en protalo sobre el estigma de una flor y emite una prolongación, el tubo polínico, que penetra
en el ovario y en uno de los óvulos que éste contiene, liberando allí los dos anterozoides.
El esporo femenino nace de una meiosis que se produce dentro del óvulo. Allí mismo este
esporo entra en divisiones sucesivas y da origen a 8 células haploides que constituyen el
protalo femenino. Una de ellas es la oosfera o gameto femenino, que es fecundada por uno de
los anterozoides, dando una célula huevo diploide que entra en división allí mismo para
originar el embrión de la nueva planta diploide. Este embrión detiene su desarrollo cuando ya
tiene una raicilla, un tallito y un pequeño brote con hojas, además de los órganos de reserva
nutritiva, los llamados cotiledones.
Pero el otro anterozoide no se pierde; se une con dos de las células del protalo femenino, y da
una célula única que tiene 3n cromosomas, ya que resulta de la fusión de 3 núcleos haploides.
Esta fecundación anómala, en que se unen tres células, sólo se produce en la Naturaleza en las
plantas que tienen flores. Del huevo triploide así formado se desarrolla el albumen, conjunto
de células que almacenan alimentos que son utilizados después por el embrión.
Fase haploide de las plantas superiores. I, protalo masculino (grano de polen). A, comienza la
emisión del tubo polínico. Se ven los núcleos de las dos células, de las cuales la superior dará
los anterozoides. B, extremidad del tubo polínico mostrando los dos anterozoides alargados.
II, protalo femenino (saco embrionario) con sus 8 células haploides. III, el mismo después de
la llegada del tubo polínico. Los dos anterozoides se unen, uno con la oosfera y el otro con las
dos células del medio, a, anterozoide; o, oosfera; t, tubo polínico.
Pasado todo esto, la flor se marchita, quedando vivo sólo el ovario, que empieza a crecer hasta
transformarse en fruto. Las semillas contenidas en el fruto no son más que los óvulos que han
crecido. Dentro de cada una de ellas está el embrión, que ha detenido su desarrollo a la espera
de que la semilla se desprenda, caiga al suelo y germine. Hecho esto, el embrión crece y se
transforma en una plantita joven e independiente.