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BIOLOGÍA - Reflejos y tropismos
LOS TROPISMOS
El tropismo es un tipo de conducta tan primitiva como el reflejo y semejante a él por ser
también automático e inconsciente. Es la reacción a una excitación (un haz de luz, por
ejemplo) que determina una dirección y un sentido en el campo de acción del ser; y la
respuesta es un movimiento (o crecimiento en el caso de los vegetales) en la dirección y
sentido que conducen a la fuente de excitación (tropismo positivo), o en el sentido contrario
(tropismo negativo). Por ejemplo, muchos insectos poseen fototropismo positivo, es decir, se
dirigen hacia el lado de donde viene la luz, en tanto que otros huyen de ella (fototropismo
negativo).
Ciertos autores prefieren llamar taxia a esta conducta de los animales, reservando el término
tropismo para las reacciones de los vegetales.
La vida de las plantas está regida por los tropismos, pero como son fijas, sus reacciones, en
vez de ser de locomoción, son de crecimiento, orientado de acuerdo con la dirección de donde
proviene el excitante.
El fototropismo positivo de los tallos jóvenes se traduce por el alargamiento de las células de
su cara menos iluminada, de modo que el tallo se vuelve hacia el lado de donde viene la luz.
La hormona de crecimiento de los vegetales es la que produce dicho alargamiento; es
fabricada en mayor cantidad en la oscuridad, quedando así explicado por qué la cara
iluminada crece menos.
Vemos por este ejemplo cómo el mecanismo del tropismo vegetal difiere totalmente del
animal.
Un tallo que crece en dirección a la luz no percibe esta luz ni tiene células nerviosas de ningún
tipo. La luz influye en los procesos químicos que ocurren en las células vegetales, inhibiendo
la formación de la hormona de crecimiento, lo que determina automáticamente la respuesta
del tallo, que crece hacia la luz.
El geotropismo positivo de las raíces y negativo de los tallos, que hace que aquéllas crezcan
hacia abajo y éstos hacia arriba, parece depender también de una distribución asimétrica de la
hormona de crecimiento, debido a la fuerza de gravedad.
Vemos, pues, que estos tropismos vegetales son respuestas lentas, dependientes del
alargamiento paulatino de las células bajo la acción de la hormona de crecimiento. Pero hay
vegetales que responden a ciertos excitantes de manera relativamente brusca, lo que aproxima
estas reacciones a los reflejos animales.
Examinando el mecanismo que produce los movimientos de la sensitiva (Mimosa púdica) se
ve, sin embargo, que tal semejanza es sólo superficial. De hecho, aquí no hay órgano sensorial
especial, ni células apropiadas para transmitir la sensación, ni órganos contráctiles como los
músculos.
Un contacto, una quemadura, un choque eléctrico, son igualmente capaces de hacer cerrar los
folíolos. Este movimiento es debido al aumento de la permeabilidad de la membrana de las
células de ciertas excrecencias que hay en la base de los pecíolos. Tal aumento de
permeabilidad permite la salida de agua de las células, de modo que ellas se marchitan y el
folíolo correspondiente se dobla.
¿Qué es lo que hace que aumente la permeabilidad de las membranas? No es nada que se
parezca a un influjo nervioso; es una sustancia que se produce instantáneamente en el punto
excitado, se difunde y llega hasta las excrecencias. La reacción continúa produciéndose si
intercalamos un tubo con agua.