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BIOLOGÍA - Los insectos sociales
La gran ventaja de la vida en sociedad es la división del trabajo. Si cada socio ejecuta una tarea
única puede hacerlo con mayor perfección y rapidez, lo que redunda en beneficio general.
El hombre puede dominar la Naturaleza y transformar el aspecto de la Tierra por ser un
animal social.
Las hormigas, comejenes y abejas también son animales sociales, pero la sociedad humana es
de naturaleza totalmente distinta. En el hormiguero hay algunas funciones diferentes —
reproducción, búsqueda del alimento, cuidados domésticos, defensa—, cada una de las cuales
es desempeñada por individuos distintos en instintos y estructura orgánica. Dentro de la
misma especie hay castas de individuos que nacen adaptados morfológica y fisiológicamente
para ejercer cierta función.
En la especie humana hay predeterminación orgánica sólo para las funciones de macho y
hembra. En cuanto a todas las otras funciones sociales, cualquier individuo nace
potencialmente capaz de ejercerla, aunque puede tener inclinación más manifiesta para
alguna de ellas.
Pero lo que confiere al hombre enorme superioridad es su capacidad durante a vida, por
medio del aprendizaje, de especializarse hasta tal punto que lo que realiza llega a diferenciarlo
enormemente de los hombres no especializados en la misma función, y esto sin perder los
atributos físicos y mentales comunes a todos los miembros de la especie.
La división del trabajo, en consecuencia, tiene lugar de modo totalmente distinto en la
sociedad humana y en la de los insectos. Éstos ya nacen especializados, pero no aprenden ni
se perfeccionan durante la vida, como hacen los hombres. Es que mientras la acción de los
insectos es dirigida por los instintos, la del hombre se basa en la inteligencia.