Textos    |    Libros Gratis    |    Recetas

 

.
PSICOLOGIA - El precio de la civilización es el sufrimiento
EL PROCESO DE LA AUTOJUSTIFICACION
Antes de hacer algo, pero sobre todo después de haberlo hecho, necesitamos convencernos de
que esa acción no nos degrada, que es la propia a realizar en la situación vivida y que si en
ella hubo algún detalle que no está enteramente de acuerdo con nuestra pauta ideal de
conducta, su ocurrencia no fue deliberada e impuesta por nosotros sino por las
"circunstancias".
Así, cuando realizamos algo que cualquier conciencia repudiaría, nos
decimos que "obramos impulsados por la necesidad", "cegados por la pasión", "obligados por
la situación", o "movidos por una fuerza irresistible", que no nos dejó ver sus malos efectos.
Este el último reducto de la autojustificación: clamar por la "irresponsabilidad" en la comisión
de los actos que no tienen excusa ni aun dando a la imaginación de su autor todas las alas
para fabricarla libremente.
Pero con mucha mayor frecuencia logramos no tener que batirnos en tan mal terreno y
hallamos motivos que erigimos en razones, pretextos que elevamos a causas, para justificar a
nuestros ojos una gran parte de nuestra conducta, incluso cuando ésta es abiertamente
censurada por los demás. Así, por ejemplo, si nuestro egoísmo nos impide ayudar a un amigo
en desgracia, nos autojustificamos diciendo que "no se lo merece", que "conviene que aprenda
a valerse por sí solo", o "que él no nos habría ayudado si nos hallásemos en su caso". Si se trata
de golpear a alguien nos autojustificamos diciendo que "no tuvimos más remedio", para evitar
que él se hubiese adelantado, o para darle una merecida lección, etc. Si se trata de no pagar
tributos y defraudar al Estado o a una compañía, nos justificamos diciendo que esas entidades
roban a los contribuyentes, etc. Casi no hay acto humano, por avieso y pernicioso que sea, que
no encuentre una satisfactoria autojustificación en su autor. Y esto no solamente se observa en
los individuos sino también en los pueblos: las guerras de conquista se llaman guerras de
defensa, cuando no reciben el mejor calificativo de "santas", etc.