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PSICOLOGIA - El dinamismo estructural
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA RAZON
1) El principio de contradicción.
2) El principio de causa y efecto (causalidad).
3) El principio de género y especie. 
El primero de esos principios nos parece hoy una perogrullada y, no obstante, el Hombre
tardó sin duda muchos siglos en descubrirlo. De él depende el salto máximo que permite
pasar del mundo mágico al mundo lógico; antes de él no hay noción de sustancia y tout est
possible, esto es, todo puede acontecer; después de él, las cosas no solamente están sino que
son, es decir, que poseen una calidad permanente que las identifica y diferencia como "cosas
en sí" (Kant). ¿Qué afirma este famoso principio de contradicción, dirá para sus adentros el
lector? Pues bien: reducido a su fórmula más simple afirma que "Si A es A, no puede ser más
que A" o "Si A es A, no puede ser No-A". A, naturalmente, es un símbolo equivalente a
cualquier cosa o ente existente. Traducido al lenguaje vulgar, eso significa que por debajo de
las "apariencias", mudables y desvanescentes, es decir, que "pasan" como simples fenómenos,
hay "esencias" (substancias) eternas y fijas. Una tela cualquiera, por ejemplo, podrá tener la
forma de un pañuelo, de una bandera, de una blusa o de cualquier otro objeto o prenda, mas
cualesquiera que éste sea, será de tela (y esta tela siempre será tela o dejará de existir como
realidad; no podrá cambiarse en tomate o en mariposa o en libro, aunque podrá tomar la
forma de estas otras cosas).
Admitido ese principio, todo el mundo cobra estabilidad y sentido. A la angustia de moverse
entre seres cuyas propiedades cambian a cada instante, de acuerdo a influjos circunstanciales,
sucede la tranquilidad de existir entre objetos y personas definibles y constantes. Pero al
destronar los principios de la magia, era necesaria otra explicación de las mutaciones que se
observan en el ambiente. Y así surgió la segunda coordenada del mundo lógico: el principio
de causalidad, que afirma que los acontecimientos no son producto de la casualidad sino de la
acción de fuerzas llamadas "causas", que producen modificaciones llamadas "efectos". Todo
cuanto existe tiene, pues, una causa de la cual es efecto, y, a su vez, es causa de otro efecto. Así:
los padres son causa de los hijos, pero éstos son causa de los nietos... la vida fluye en cadena
ininterrumpida de sucesos. Mas —y esto es lo importante— tales sucesos transcurren en un
orden irreversible, que va siempre de la causa al efecto. El principio de causalidad fija, pues,
que de la lluvia se forma el barro, pero del barro no puede formarse la lluvia (como creen
muchos salvajes); nos aclara que el "viento mueve la vela, mas la vela no puede mover al
viento"... y así nos fuerza a buscar en cada fenómeno su causa, es decir, su antecedente y,
también, sus efectos, o sea, sus consecuentes. El tiempo cobra así realidad y vigor; ya no
puede recorrerse en cualquier sentido sino en uno solo: hacia adelante. El presente es efecto
del pasado y el futuro es efecto del presente.
El tercer principio introduce en el mundo espacial el mismo sentido irreversible que da el
principio de causalidad al mundo temporal. En efecto, él afirma que las cosas no existen
aisladas sino relacionadas entre sí, formando unas, partes de otras, las que, a su vez, son
partes de otras, y así sucesivamente, hasta llegar al llamado "infinito macro-cósmico"; pero, a
su vez, cada una de estas partes es susceptible de descomponerse en elementos ante los cuales
ella se comporta como un todo, y estos elementos o partes son, a su vez, todos de otros
menores, llegando así a la noción del "infinito microcósmico" (Leibniz). Cualquier objeto es,
pues, parte de algo mayor y más complejo y se comporta como todo de algo menor y más
elemental. Así, por ejemplo, el Hombre es parte de la Humanidad, pero, a su vez, es un Todo
vital, una compleja colonia compuesta de billones de células.
Y bien, ese principio afirma que: El Todo es mayor y anterior a sus partes. Antes de él se creía
que el todo se podía constituir por suma o agregación de partes; ahora se sabe que éstas
solamente se forman por desintegración o partición de su preexistente y correspondiente Todo,
o si no no se pueden concebir como partes de él. Ahora sabemos y nos parece lógico que "el
continente contiene el contenido", nos parece evidente que una ciudad sea mayor que un
barrio o que una casa sea mayor que un piso: igualmente nos parece natural que la casa sea el
todo y los pisos sus partes, de suerte que éstas no tienen sentido sin aquél... pero lo cierto es
que la Humanidad tardó milenios en imaginar el espacio de esa manera y que aún hoy en
determinados casos se tienen dudas acerca de cuáles sean determinadas totalidades y
determinadas partes.