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PSICOLOGIA - Diagnóstico de peculiaridades psicológicas individuales
LAS LLAMADAS "TECNICAS PSICOANALITICAS"
INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS. Freud afirma que el sueño es: "un producto de la
actividad del inconsciente", que tiene siempre un sentido intencional, a saber: la realización —
o el intento de realización— más o menos disimulada, de una tendencia reprimida.
Cada día rechazamos de la conciencia pensamientos, datos y experiencias sin interés, pero
también —de tanto en tanto— tratamos de destruir y olvidar forzadamente otros cuyo
contenido nos resulta desagradable. Las tendencias cuya realización nos colocaría en conflicto
con los demás o con nuestro propio sentido ético son inhibidas durante la vigilia. Mas al
entrar nuestro sistema nervioso en fase de reposo y disminuir por consecuencia la "censura
consciente", toda la energía de que dispone ese material reprimido se orienta hacia la
realización de los actos que en potencia representa. Esto sucede a veces totalmente y da lugar
al denominado sonambulismo onírico (durante el cual el sujeto ejecuta, dormido, lo que no ha
podido hacer despierto), pero, por lo general, existe todavía la suficiente represión cortical
para evitarlo, y entonces —como resultado de un compromiso— surge el sueño ("ángel
guardián del reposo", lo llaman los psicoanalistas) que conducirá a la descarga tensional
mediante una realización imaginaria de las pulsiones contenidas en el inconsciente.
Freud considera que el psicoanalista, partiendo del relato que le libra el sujeto (contenido
onírico manifiesto), ha de llegar a obtener el contenido latente o "ideas del sueño". Esta labor
se hace innecesaria en los llamados "sueños infantiles", en los que coinciden ambos contenidos
y el sueño es, evidentemente, una satisfacción de deseos (tal es el caso del muchacho que,
habiéndose acostado sin cenar, sueña que come sabrosos manjares, o el niño que en la noche
de Reyes sueña que ve a éstos trayéndole juguetes, etcétera).
En los adultos rara vez se dan estos sueños de tipo infantil, y en tal caso acostumbran a
referirse a deseos conscientes y relativamente ingenuos (hacer un buen examen, conseguir un
aumento de sueldo, etc.). Lo corriente es que los sueños de adultos sean: a) coherentes pero
curiosos, sorprendentes y chocantes (el paciente sueña que su hermano ha sido embestido por
un toro, por ejemplo), o: b) incoherentes, en los que a la extrañeza e irrealidad de sus
imágenes se agrega la falta de ilación entre ellas; diríase que en estos sueños el sujeto se
sumerge en un alucinante mundo de fantásticos sucesos, algunos de los cuales quedan
prendidos en su recuerdo y otros se desvanecen con tal rapidez que apenas si llega a poder
fijarlos en su inmediato despertar. Estos sueños, a los que con frecuencia se añade un
elemento de angustia, eran considerados antes de Freud como producto de un
disfuncionalismo cerebral (de origen tóxico o circulatorio: las llamadas "pesadillas"), pero este
autor los considera, precisamente, como "reveladores de las fuerzas que actúan en las capas
más profundas del Ser individual".
En ellos, a las deformaciones producidas directamente por la censura onírica se agregan las
originadas a posteriori por la conciencia (en virtud del llamado "proceso de elaboración
secundaria"), no siendo raro que incluso lleguen a ser prestamente olvidados por completo.
Siendo el sueño una especie de misiva que emerge desde el plano profundo o inconsciente de
nuestra individualidad, se comprende que se halle casi totalmente formado por imágenes
visuales (son rarísimas las representaciones oníricas auditivas o táctiles), ya que dicho plano
corresponde a un período evolutivo en el que el psiquismo no tenía aún posibilidades de
expresión verbal (es decir, carecía de lenguaje hablado).
Los tres procesos fundamentales de elaboración del sueño son: la condensación, el
desplazamiento y la dramatización. Resultado de ellos es la llamada simbolización onírica,
que le da un sentido esotérico.