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PSICOLOGIA - Los albores de la vida psíquica o personal
EN DONDE APARECE LA MAS CARACTERISTICA PROPIEDAD DE LA SUSTANCIA
VIVA: LA IRRITABILIDAD
Si, como acabamos de ver, el fenómeno característico de la inactivación es el encogimiento o
retracción del ámbito orgánico y personal del ser, bien puede decirse que una manifestación
semejante se observa hasta en el reino mineral, pues los seres inanimados —las cosas u objetos
—acostumbran a retraerse y chafarse bajo la acción de las fuerzas que inciden sobre ellos con
intensidad traumática. (De aquí que la reacción de inactivación haya sido también llamada en
Psicología "reacción de choque", porque recuerda lo observado en cualquier cuerpo cuando
otro choca con él.)
Pero la sustancia viva posee otra propiedad que sirve para diferenciarla esencialmente de la
sustancia inerte: la irritabilidad. En efecto, muy a menudo, cuando una célula o un organismo
vivo (planta, animal u hombre) son alterados (mecánica, térmica, química, eléctrica o
psíquicamente) por la acción de excitantes diversos se observa en dicha célula u organismo
que, tras ese momento de paralización o lenificación instantánea —que acusa el impacto
directo de la acción del excitante— se produce una reacción expansiva, de aceleración del
curso metabólico (nutritivo-vital) y de los movimientos que, localmente observada, ha sido
descrita con el nombre de inflamación y que de un modo general y global se designa con el
calificativo de irritación. El significado de esa reacción es el de una reafirmación del ser, que
de esta suerte no sólo se muestra sensible sino irritable, liberando más energía, muchas veces,
de la que el agente estimulante gastó en alterarle.
Podrían buscarse aun semejanzas entre esta capacidad de reaccionar a la deformación y la
imagen de la pelota de goma que salta sobre el suelo y torna a elevarse con violencia
proporcional a aquella con que fue tirada. Mas esa comparación no es exacta, pues los seres
vivos, en este caso, se elevan con una energía propia —no prestada—, se elevan siempre más
de lo que fueron descendidos (la sustancia viva "da propina" —afirmaba graciosamente un
biólogo al describir este hecho— mientras que la pelota se queda siempre con algo de lo que le
dieron); y, finalmente, mientras la pelota es rechazada por el suelo, en los seres vivos que
actúan bajo el influjo de su irritabilidad se produce el rechazo del agente alterante.
No cuesta mucho ver que en esta propiedad (irritabilidad) se halla el germen de lo que en
seres de mayor complejidad constituirá la denominada agresividad. Esta no es sino una
irritación cuyo agente desencadenante radica generalmente en estímulos que están dentro del
propio organismo (y por eso se llaman incitantes, en vez de excitantes). Tan pronto como un
ser dotado de irritabilidad pasa a poseer, además, agresividad, puede decirse que empieza a
exhibir una conducta imperialista, o sea, propende no solamente a asegurar su persistencia
inalterable sino el dominio y la absorción progresiva del ambiente.
La agresividad es propia de las formas animales más complejas y evolucionadas, en tanto la
pura irritabilidad es común a todas las formas de los seres vivos. Más adelante veremos que
tanto el estado de irritación como la tendencia agresiva se confunden en una emoción peculiar
del hombre y de los vertebrados superiores a la que se denomina: COLERA O RABIA.