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PRIMEROS AUXILIOS - Pérdida del conocimiento
Se caracteriza la pérdida del conocimiento por la anulación de
la conciencia, de la función
motora, de la función sensorial o insensibilidad. Este sería el caso de la inconsciencia completa,
pero también puede ser parcial o incompleta o traducirse sólo por una simple o ligera
confusión mental.
Sus causas son variadas; entre las más frecuentes están las lesiones del cráneo, la hemorragia o
anemia cerebral, la intoxicación alcohólica aguda, la intoxicación por alcaloides, etc. Las
lipotimias, síncopes, ictus y comas se caracterizan por una brusca pérdida del conocimiento.
Para prestar el primer auxilio se hará previamente un examen de la cara, del pulso y de la
respiración del paciente, lo que decidirá el criterio a seguir. Pueden presentarse dos casos, que
difieren en su tratamiento.
1) La cara está roja, congestionada; el pulso es rápido, fuerte y saltón. Estos son los síntomas y
signos que se observan en el alcoholismo agudo, que generalmente se diagnostica por el olor a
alcohol en la boca del paciente y como un accidente en los hipertensos. Sobrentendido que el
síntoma dominante es la pérdida del conocimiento, ya sea completa o parcial.
El tratamiento se comienza acostando inmediatamente al enfermo con la cabeza elevada y
sobre ésta una bolsa de hielo o paños helados. Se aflojará toda la ropa para evitar
compresiones, pero debe mantenerse bien abrigado al paciente, preferentemente con mantas.
Luego se hará una enema drástica y baños sinapizados de los pies. No deben darse
estimulantes. El médico, según su criterio, hará o no una sangría.
2) En cambio, en la anemia cerebral debida a hemorragias del organismo, en el shock nervioso,
en los grandes dolores o emociones, el enfermo se presenta con la cara sumamente pálida,
pulso muy lento, apenas perceptible y una respiración muy superficial.
En este caso se acostará al enfermo con la cabeza baja, o, lo que es lo mismo, con las piernas
elevadas, para que se restablezca la circulación en el cerebro. Abrigarlo bien y hacer fricciones
estimulantes con alcohol alcanforado y masajes en los miembros. A continuación se destapa el
frasco de sales de amoníaco, cuyos vapores se harán aspirar por el paciente, y finalmente se
recurre a las inyecciones de coramina, cafeína, aceite alcanforado y otros estimulantes. Existe
un tercer caso, en que el enfermo presenta cara asfítica, azulada y con una respiración
completamente superficial o está en apnea (falta de respiración). Su tratamiento es la
respiración artificial, que se describirá más adelante.