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PRIMEROS AUXILIOS - Intoxicaciones
Intoxicación o envenenamiento es la acción que producen en el organismo los venenos.
Veneno es toda sustancia que, puesta en contacto con los elementos orgánicos, es capaz de
producir fenómenos químicos o reacciones fisiológicas incompatibles con la salud y hasta con
la vida.
TRATAMIENTO GENERAL DE TODO INTOXICADO
ELIMINACION DEL TOXICO. Esto se consigue con vomitivos y el lavado del estómago si el
veneno se ha introducido por vía bucal. Si el veneno ya ha actuado, por haberse descubierto
tarde la intoxicación, se darán purgantes, que deberán actuar siempre después de haberse
agotado la acción del vomitivo.
Para hacer vomitar contamos con procedimientos mecánicos, tales como provocar el reflejo
nauseoso por irritación de la úvula o campanilla y aun de la faringe por la introducción de los
dedos.
Los vomitivos químicos comprenden el clorhidrato de apomorfina, la ipecacuana y el sulfato
de cobre como recursos médicos o, por lo menos, practicados con la colaboración del
farmacéutico. En algunos casos podrán utilizarse recursos caseros, como la ingestión de agua
tibia o de harina de mostaza, la que se disuelve en la proporción de una cucharadita de té por
cada vaso de agua. Más adelante hemos de analizar cuándo esta ingestión puede considerarse
contraproducente. El lavado del estómago es una indicación muy frecuente, pero que
evidentemente necesita cierta práctica. Presenta también sus contraindicaciones cuando se
trata de venenos cáusticos, ácidos y álcalis, pues la sonda puede producir perforaciones. Sin
embargo, no es menos cierto que el lavado del estómago es un procedimiento útil en casos en
que existe resistencia del envenenado para su curación, tal como se produce en los casos de
suicidios o intoxicaciones en alienados.
Para practicar el lavado del estómago se necesita un tubo de goma flexible de 1,50 m. de largo,
por 10 a 12 mm. de diámetro, al cual se adapta en uno de los extremos un embudo.
Introduciendo por la boca 0,60 m. de este tubo, su extremo libre estará en el estómago. Para
practicar esta introducción el enfermo debe estar sentado. Si tiene dentadura postiza le será
previamente retirada. Se introduce el tubo tratando de que no toque la úvula para disminuir
en lo posible el reflejo del vómito, llevando el extremo libre hasta la pared posterior de la
faringe, deslizándolo luego hacia abajo y empujándolo con suaves presiones hasta que hayan
desaparecido unos 0,60 m. del tubo. Ya la sonda en el estómago, se inclina al enfermo de
costado, con lo que se eliminarán espontáneamente los líquidos contenidos en la cavidad
gástrica. El embudo se mantiene a la altura de la cabeza o algo más elevado y se echa por él la
solución elegida, no menos de 200 cm. cúbicos de líquido. Antes que el agua del embudo
llegue hasta el cuello del mismo, se baja éste hasta la altura del estómago, refluyendo entonces
los líquidos por el principio del sifón. La maniobra se repite tantas veces como sea necesario
hasta que el líquido que sale del estómago no tenga rastro de otra sustancia que la colocada en
el embudo. 
NEUTRALIZACION DEL TOXICO. Se obtiene con los antídotos, es decir, los contravenenos,
de los que nos ocuparemos en cada caso en particular. Diremos aquí solamente que será fácil
en los casos de intoxicaciones por ácidos cáusticos fabricar un contraveneno útil con recursos
caseros: 7 ú 8 gramos de jabón disueltos en un litro de agua constituyen una solución
neutralizante bastante aceptable, que se hará ingerir a pequeños sorbos. También la magnesia
disuelta en agua realiza las mismas indicaciones. Si la intoxicación es producida por álcalis
cáusticos, se darán 100 gramos de vinagre disueltos en un litro de agua, la que se tomará en
forma fraccionada. Podrá hacerse lo mismo fabricando una limonada ácida con el jugo de
varios limones. Si se carece de indicación sobre la naturaleza química del tóxico, se dará
preferencia a la ingestión de abundantes cantidades de leche, la cual fijando en sus albúminas
el tóxico constituye un buen contraveneno general.
TRATAMIENTO SINTOMATICO. El estado general del envenenado puede ser tan malo que
obligue a practicar la respiración artificial y las tracciones de la lengua, o la inhalación de
oxígeno o carbógeno en los casos de detención respiratoria. Si el pulso es débil, y el paciente
está pálido y sudoroso, se recurrirá a la cafeína, al aceite alcanforado, coramina, etc.