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PRIMEROS AUXILIOS - Heridas
EL TORNIQUETE O LAZO
La presión digital es un procedimiento para emplear en casos de suma urgencia y fatalmente
transitorio, porque el paciente se desplaza, se agita, el operador se cansa y afloja la tensión por
más cómodo que esté y por más sereno que sea. Es necesario proveer en seguida para
sustituirlo, lo que es fácil en los miembros, por un procedimiento más eficiente y constante: la
ligadura global; diremos luego en qué condiciones ha de realizarse. En las salas de primeros
auxilios de las fábricas y en los hospitales existe, o debe existir siempre, un lazo o venda de
Esmarch o un garrote de Finochietto para ligaduras; pero es siempre fácil improvisarlo con
una toalla, una servilleta, un pañuelo grande o un trozo de lienzo, que se enrolla en torno del
brazo o muslo y cuyos extremos se atan a una barra rígida (bastón, trozo de madera) , que se
hace girar sobre sí misma hasta producir la compresión necesaria del lazo para detener la
hemorragia.
Esto constituye un procedimiento óptimo en los miembros, los cuales quedan así privados por
completo de circulación. Una advertencia necesaria, y que nos es dictada por la experiencia: si
este garrote se considera necesario por la amplitud de la hemorragia, debe ser bien y
completamente aplicado hasta que la sangre deje de brotar en la herida. Los que a diario
vemos accidentados, también a diario observamos ligaduras innecesarias y vemos acudir a la
clínica lesionados a los cuales se ha hecho un lazo apretado con un pañuelo o un trozo de
lienzo fuertemente anudado, los cuales pierden más sangre aun que la que perdería de
ordinario la herida misma. La razón es esta: no se ha discernido el tipo de hemorragia. Si ésta
es venosa y el lazo comprime apenas, es decir, impide la circulación de retorno del miembro,
mientras tanto la sangre arterial sigue irrigando al órgano ligado, porque la arteria es más
consistente por su constitución anatómica, no se ha aplastado. Con gran sorpresa de los
comedidos acompañantes que urgen al médico a la acción, éste comienza por cortar el lazo,
con lo que la gran hemorragia para. Se ha restablecido con ello la circulación y sólo se vuelca
en la herida la sangre que regionalmente corresponde a la amplitud de la sección.
Es fácil improvisar un torniquete, sobre todo en el miembro inferior en donde las grandes
masas musculares dificultan la compresión de los troncos nerviosos hasta producir parálisis.
El mejor procedimiento es en el miembro inferior un tubo de goma (cámara de bicicleta,
segmento de goma de irrigador). Para esto, extendiendo la goma con las dos manos de tal
modo que sea la elasticidad de ésta la que haga la compresión, se dan una o dos vueltas en
torno del muslo, con preferencia en la parte superior de éste. Se anudan o se toman los
extremos con unas pinzas de ropa o cuerda.
La venda de Esmarch es menos traumatizante; es una banda de goma de unos 8 metros de
longitud que se arrolla en la forma indicada, realizando con ella una compresión pareja. En las
clínicas es sustituida, sobre todo en la ligadura del miembro superior, por manguitos
neumáticos.
El lazo o garrote es un arma de doble filo y se debe ser muy parco en su empleo. Es decir, estar
seguro de que se trata de una lesión arterial seria que lesiona un vaso importante. Tiene el
inconveniente de que es sumamente doloroso. El paciente debe ser puesto en manos
profesionales lo antes posible, por término medio, antes de los 20 minutos, ya que un miembro,
aparte de las características de la lesión que pueda haber sufrido, privado de circulación (es
decir, isquemia) se encuentra altamente comprometido y puede ser llevado a la mortificación
total, es decir, a la gangrena. De por sí la isquemia compromete el pronóstico de las heridas,
haciéndolas más sensibles a la infección.
Un garrote no debe permanecer puesto más de dos horas, porque habrá peligro para la vida
del miembro y para la del paciente. Si nos encontramos en la necesidad de tenerlo puesto más
de media hora, será prudente aflojarlo suavemente y volverlo a colocar apenas se repita la
hemorragia.
El lazo o garrote produce al ser desatado una liberación masiva de sustancias tóxicas, que se
producen por la misma isquemia aparte de las que ocasionará la lesión que se ha querido
tratar. Esta liberación súbita es capaz de producir el llamado estado de shock.