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PRIMEROS AUXILIOS - Definición y generalidades
La ayuda que puede prestar una persona no técnica al accidentado depende más que de otros
factores, de su serenidad y de su buen sentido, de la apreciación exacta de las circunstancias y
lugar en que sea necesario desempeñar su cometido, y luego de sus conocimientos y
experiencia.
Un curso sobre primeros auxilios excede tan ampliamente las posibilidades de acción de un
lego en medicina, que no podríamos comenzar un trabajo útil de esta clase sin asentar la
premisa: Ante todo llamar a un médico. Así entendido este trabajo podría denominarse
también: "Mientras llega el médico", si no fuera porque hay que reconocer que existen
circunstancias en que el profano debe actuar por la premura del caso o porque se sabe que el
médico llegará tarde.
Un tratado de primeros auxilios no puede ser tampoco un libro como El médico en casa, ni un
Manual de enfermería. Para ambas cosas es necesaria una preparación previa tanto en
anatomía como en el conocimiento de las enfermedades. No obstante esto, si se ha de ser útil,
necesario es que se posean nociones elementales de técnica médica y un conocimiento básico
de anatomía y fisiología del cuerpo humano. Por otra parte, es necesario que el conocimiento
adquirido, además de ser un hecho de cultura, es decir, incorporado al intelecto y
personalidad del que estudia, esté basado en otros y se encadene con lo que, no pudiéndolo
hacer él por sí mismo, hará el profesional médico, de cuya acción se transforma así en auxiliar.
Un libro como El médico en casa es un expositor sencillo de conocimientos médicos. Pretende
en cierto modo sustituir a aquél y, como todo trabajo de generalización, si se le usa en este
sentido, no es obra aconsejable. Actualmente son preferibles aquellos libros de divulgación
que tratan del conocimiento del cuerpo humano y de las vinculaciones normales y anormales
(enfermedades) que el hombre tiene con el medio exterior. Esto es obra de cultura que nos
servirá para capacitamos y comprender al médico en sus explicaciones técnicas, llegado el caso,
o nos orientará en la conservación de la salud.
Los "tratados de enfermería" están destinados a instruir al personal auxiliar de la Medicina y
por ello, son cursos que deben ser metodizados; conocimientos previos de anatomía y
fisiología, nociones de enfermedades, higiene, atención de enfermos, instrumental, etc., que en
resumidas cuentas resultan un verdadero ejercicio profesional que no es posible improvisar.
Un buen enfermero, una nurse estudia años para llegar a ser útil.
Los Primeros auxilios, en cambio, están destinados a toda persona que desea ser útil en casos
urgentes o que, en la necesidad de tener que serlo, lea el párrafo correspondiente. Por esto su
mérito principal debe ser la sencillez del estilo, la claridad de la indicación y la bondad médica
del procedimiento que se aconseja. El que quiere ayudar, debe tener ante todo esta primera
noción: La medicina actual, se ha dicho, es un problema de organización. Y lo es, aclaramos
nosotros, por la progresiva complicación de la técnica moderna. Estamos en la época del
especialista.
Extraer un cuerpo extraño, por ejemplo, que amenaza obstruir las vías respiratorias es un
problema complejo aun para médicos muy experimentados en su carrera profesional. Saber
que el paciente tiene un cuerpo extraño en las vías respiratorias y colocarlo lo más pronto
posible en manos del experto es lo mejor que podemos hacer con un semejante. Esto, puesto
como caso, comprende las siguientes etapas: Pensar qué ocurrió en realidad, favorecer la
regurgitación, hacer que abra el paciente la boca, introducir un dedo y sentir que hay algo en
la base de la lengua que no es normal y retirarlo suavemente, movilizarlo, desplazando la
cabeza hacia abajo para evitar que avance y se clave más, y ayudarlo a respirar, serían los
primeros auxilios del profano. El médico hará más. Si se le presenta el paciente en seguida le
dará unas inyecciones y oxígeno; explorará la laringe tratando de retirar el cuerpo extraño con
instrumentos por la vía natural; hasta en el medio rural o poco desarrollado practicará una
traqueotomía (apertura de una nueva vía al aire) para evitar la asfixia. Con lo cual conseguirá
salvar la vida del accidentado. Un técnico, en un medio moderno, intubará al paciente y
extraerá el agente oclusor en unos minutos. Es decir que la asistencia de un paciente varía en
función del medio en que vive. En Buenos Aires, en Santiago de Chile, en Nueva York, una
veloz ambulancia lo trasladará desde el lugar del suceso hasta las manos del especialista en
pocos minutos; el saber dónde se halla este especialista es deber del enfermero de la
ambulancia; el colocar a este especialista en lugar apropiado es cuestión de las autoridades. En
un medio rural alejado, un médico tardará en llegar y podrá verse obligado a realizar una
traqueotomía salvadora con un cortaplumas desinfectado, operación que durante meses no se
efectuará en un hospital de ciudad ni aun con instrumentos apropiados. La premura del
tiempo es el factor en juego en todas estas cosas. Pero lo más probable es que el médico, en un
lugar lejano, llegue tarde y la asfixia se produzca.
El que auxilia debe saber que descargar su responsabilidad en el experto es una de sus
primeras obligaciones, y esto es también válido para el mismo médico. Lo primero, se dice en
Medicina, es no hacer daño, aforismo que significa también no hacer maniobras que agraven el
estado del paciente. Podrían escribirse muchas páginas sobre lo que no se debe hacer, pero si
atinamos a cumplir estrictamente lo que se debe hacer de acuerdo con este manual,
desligándonos de sugestiones audaces o irresponsables, seremos más eficientes. Lo que no se
debe hacer se indicará sólo cuando ello es contraproducente de un modo claro.
Seremos más extensos al hablar de las intoxicaciones. Hay en algunas de ellas un carácter de
urgencia que obliga a actuar. Felizmente es posible tener a mano contravenenos que
solucionen el problema por simple reacción química. El auxilio consiste en conocer este
contraveneno y actuar lo más pronto posible. El médico también se vale de las tablas de
antídotos. Por ello consideramos útil tenerlas a mano.