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PREHISTORIA - El Período Paleolítico
GEOGRAFIA Y CRONOLOGIA DEL ARTE PALEOLITICO
La difusión de este arte auroral es, sin embargo, bastante limitada, tanto en el tiempo como en el
espacio. Desde el punto de vista geográfico su área se limita casi exclusivamente al occidente
europeo y, allí, a las dos grandes provincias culturales, netamente diferenciadas: la del sur de
Francia y la del nordeste de España. En la primera el arte se refugia en el interior de las cavernas,
denotando con ello el carácter de cosa restringida, cuya visión está limitada a un estrecho
núcleo de iniciados. En la segunda, pinturas y grabados se muestran abiertamente sobre
amplios lienzos de pared, en los llamados "abrigos bajo roca". Otra diferencia grande se marca
entre ambas provincias artísticas. En la del norte las figuras se presentan siempre
aisladas,
entreverándose a veces de tal manera, sobre los limitados espacios posibles, que el seguimiento
del trazo completo de cada una de ellas se hace singularmente difícil. Pese a esa superposición
—que a veces es puramente espacial y otras es también cronológica—, cada figura es un hecho
en sí, sin más conexión con las otras que su acercamiento o superposición puramente fortuitos.
En cambio, en la del sur aparece un elemento pictórico nuevo: la composición. Escenas de caza
o de guerra asocian hombres y animales o enfrentan a los hombres. En el segundo caso, uno y
otro bando son debidamente caracterizados, tanto en lo que se refiere a su antropología como a
su atuendo.
Desde el punto de vista cronológico, podemos hoy seguir perfectamente el desarrollo,
culminación y final del arte prehistórico. En el período auriñaciense se le ve aparecer como
tímidas líneas ondulantes, aisladas o paralelas, fruto de la acción de un dedo o de una mano,
torpes y vagabundos, o como inseguras reproducciones de figuras humanas o animales, a las
cuales su propia tosquedad. La dureza de su ejecución, conceden una inesperada intensidad de
caricatura. A estas muestras casi infantiles suceden, más tarde, pictografías en las cuales toda
una imagen —especialmente animal y de perfil— queda encerrada en un solo trazo como en un
alarde de virtuosismo. Muy atrás han quedado los torpes albores. El arte paleolítico denota ya
fuerza, sobriedad, realismo y movimiento, en forma sorprendente.
CACERIA DE CIERVOS. Nueva prueba de la maestría pictórica y de la capacidad de
observación de los artistas paleolíticos. Fresco existente en la cueva de los Caballos, barranco de
Valltorta, provincia de Castellón, España.
En las representaciones humanas —preferentemente reproducidas de frente—hay una
voluntaria y pertinaz esfumación de los rasgos faciales, al par que una reproducción
magnificada de los sexuales, como si este arte estuviese dirigido a exaltar a la fecundidad.
Reproducciones de manos, de heridas causadas por flechas y de otros signos, que pueden
interpretarse como trampas, son claramente visibles en el interior del cuerpo de algunos
animales. Los prehistoriadores que se han especializado en el estudio del arte prehistórico —el
abate Breuil, Peyrony, Cabré y Hernández-Pacheco,
para no citar sino algunos de los más
conocidos— han considerado tales signos como una nueva demostración del carácter mágico-
religioso de estas figuraciones. En efecto, obligado el grupo de cazadores a pasar encerrado gran
parte de su tiempo en el seguro refugio rupestre, bloqueados por las nieves y el frío, ocuparían
sus forzados ocios en reproducir la figura de los animales temibles o de aquellos que les servían
de diario sustento, para lograr, por medio de encantamiento, una presa más fácil, menos
riesgosa o más abundante.