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PREHISTORIA - El Período Neolítico
CERAMICA NEOLITICA
No debe creerse que la cerámica de la Europa occidental y central haya logrado, en seguida la
perfección en las proporciones y en el detalle figurativo que caracteriza a las ya recordadas
urnas funerarias. Como todas las industrias —y particularmente aquellas que, cual la presente,
carecían de antecedentes en el Paleolítico—, la cerámica ha atravesado por oscuros períodos
iniciales.
Como en muchas otras industrias, no puede hablarse, con propiedad estricta, de una cerámica
neolítica, sino de las muchas cerámicas neolíticas que nacen en focos culturales aislados
(recuérdese la fragmentación político-cultural característica del Neolítico). En todas partes, en
efecto, sus comienzos nos muestran piezas irregulares, inarmónicas, del tipo de los platos
playos, hechos de una pasta grosera, de grano grueso, y de cocción imperfecta que revela el uso
de hornos de cocción muy primitivos, instalados al aire libre. La elección de la arcilla se verifica
sin la requerida discriminación. La mayor parte de la usada está mezclada con areniscas y
tierras ordinarias, que le restan plasticidad y cohesión. No es que la arena o los otros elementos
incorporados a la arcilla se empleen como antiplásticos, tal como lo hacen los alfareros
indígenas modernos. La mezcla se verifica en forma totalmente irregular, fuera de las debidas
proporciones, lo que tiende a dar la impresión clara de una utilización no intencional.
Otro motivo hay para que los vasos resulten mal hechos: la pasta está apenas amasada, lo que
también contribuye, en fuerte grado, a que carezca de plasticidad. La cocción resulta, asimismo,
defectuosa, como lo revela el examen en el interior de cualquier fragmento. El color marrón de
las capas interior y exterior de la pared del vaso no se mantiene en la zona media. Esta se revela
con una coloración grisácea, denunciadora de que la cocción no se ha completado. El calor, mal
dirigido o administrado, no ha llegado a penetrar en forma homogénea todo el espesor de la
pasta. De ahí que sólo haya cocido realmente las partes superficiales, sin ejercer sus efectos
sobre el interior. El vaso presenta, pues, una cocción sólo aparente, que conspira contra su
solidez y durabilidad.
Dos son los elementos principales para juzgar de la perfección alcanzada por un arte cerámico
determinado: la variabilidad y riqueza de las formas y la del decorado. Ambas manifestaciones
corren una evolución habitualmente sincrónica, en la mayoría de los focos culturales neolíticos,
aunque —en algunos casos— una de estas manifestaciones pueda estancarse por algún tiempo
mientras la otra continúa enriqueciéndose y diversificándose. Con respecto a la primera puede
notarse, con el andar del tiempo, una creciente complicación, así como una tendencia general a
un mayor equilibrio y elegancia.
De las manifestaciones fundamentales antes citadas —la forma y la decoración—, la primera es
la que primero aparece. Es lógico que así sea. El continente debe preceder siempre al contenido.
Toda una serie de vasos groseros, cuya calidad de meros recipientes es notoria, aparecen antes
de que las más simples decoraciones sean agregadas. Estas llegan durante el Campigniano. Son
meras incisiones o entalladuras, irregulares, hechas sobre arcilla fresca, antes de la cocción.
Luego aparecen decoraciones constituidas por una o varias series de puntos, sobresalientes en la
superficie exterior del vaso, y, preferentemente, en la región inmediata a su borde. Estos
punteados se obtienen con bolitas de arcilla fresca, que se adhieren por presión antes de someter
la pieza a la acción del fuego. Gradualmente, este tipo de decoración va invadiendo casi todo el
cuerpo del vaso.
Otra etapa decorativa está constituida por la que se obtiene con la huella dejada sobre la arcilla
fresca por una cuerda enrollada alrededor del cuerpo de la pieza. Y otra, por las huellas,
igualmente logradas con una cinta. Ya desde el año 1900, Gotze y Reinecke, casi al mismo
tiempo, intentaron la presentación de una sistemática de la cerámica neolítica de la Europa
central, buscando el señalamiento de los tipos principales y su cronología. Como consecuencia
de estos estudios, los especialistas alemanes se dividieron en dos grandes grupos: los que,
encabezados por Gotze, Schliz y Hoernes, afirmaban la mayor antigüedad de la cerámica
encordada (schnurkeramik, o céramique cordée), y los que, dirigidos por Schumacher, Konen y
Kohl, en Alemania, Heierli en Suiza, y Butchela en Bohemia, proclamaban como más antigua a
la cerámica encintada (bandkeramik, o céramique rubanée). Estas disputas cronológicas
ocurrieron, aunque sin el rigor metodológico alemán, en otros países. Finalmente, los dibujos de
tipo geométrico —triángulos unidos
por su base, formando guardas; rombos, ajedrezados,
mallas, volutas, grecas— son igualmente producidos sobre la superficie externa de los vasos,
por medio del ya conocido sistema de las bolitas de arcilla aplastadas.
No ha de creerse, sin embargo, que las discusiones respecto de la antigüedad relativa de cada
uno de estos tipos decorativos hayan cesado completamente. Por el contrario, de tanto en tanto,
otro clasificador plantea un nuevo problema y provoca la reapertura de la cuestión. Pero,
todavía son de estricta aplicación las palabras de Reinecke, de fines del siglo pasado: "Para decir
verdad, la cronología del Neolítico no puede establecerse a la ligera, y según una sola fouille, en
que los tipos pueden estar mezclados y en que no es fácil determinar la sucesión cronológica de
los diversos depósitos. La tipología, por otra parte, es impotente para suplir estas indicaciones
precisas. Es necesario, pues, estudiar en su conjunto el material neolítico. Los tipos de sepultura
son un elemento de cronología completamente insuficiente". Todavía hoy pueden repetirse con
provecho esas palabras sabias. Y la multiplicidad de las manifestaciones culturales del neolítico
europeo no ha hecho, en este casi medio siglo de investigaciones arqueológicas, más que
ratificar la extrema variabilidad de la presentación local de todos sus diversos problemas.
Agreguemos, finalmente, que el proceso de incisiones, como técnica decorativa, es, sin embargo,
en toda Europa, más antiguo que cualesquiera de las otras maneras conocidas. Este hecho
permite apreciar, también, uno de los motivos que asegura su dominación, en muchas regiones,
sobre todas las otras técnicas que hemos reseñado. Más aun, en algunos países, como los
escandinavos, alcanza un relieve artístico realmente extraordinario. Sin embargo, frente a las
artes manuales, finas y elaboradas, de Egipto, el Asia Menor y algunas de las grandes islas del
Mediterráneo oriental, que ya comienzan a mostrarse como grandes centros culturales del
futuro, las artes europeas causan la impresión de algo rudimentario y naciente. Será necesario
esperar el advenimiento de la Edad de Bronce con los contactos orientales-europeos que ella
crea, para que esas industrias nacientes, al contacto de las más desenvueltas, adquieran un
nuevo impulso de renovación y de progreso.