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PREHISTORIA - El descubrimiento de los metales
COBRE PURO, Y COBRE Y ESTAÑO
Ya hemos visto cómo, desde lejanas épocas, el hombre primitivo experimentó la necesidad de
alear el cobre con el estaño. Algunos autores suponen que hasta llegó a tentar la inclusión de
otros elementos —arsénico, antimonio o cinc—para lograr las modificaciones del estado
molecular del cobre, indispensables para adquirir dureza. Ello se basa en el hallazgo de piezas
arqueológicas que contienen los minerales citados, en vez de estaño. En Hungría, por ejemplo,
se han hallado hachas de cobre que contienen hasta un 18 % del primero. Desgraciadamente, la
visible impureza de los metales con que están construidas tales clases de instrumentos hace
muy difícil determinar si la presencia de esos minerales subsidiarios es debida o no
a una
incorporación voluntaria practicada por el artífice. Es en este punto, precisamente, donde se
dividen las opiniones de los técnicos. No queda, pues, más seguridad que la relativa al estaño.
Pero, si las minas de cobre puro (o nativo) son raras, también es sumamente raro, y aun mucho
más raro que el del cobre, el hallazgo de las minas de estaño. Habitualmente no se le encuentra
más que en un muy pequeño número de regiones, donde se presenta en filones, bajo las formas
de cristalitos incrustados en el núcleo de las rocas cristalinas. De ahí el nombre de granulitos,
con que se le conoce. Esta situación puede ser alterada por la destrucción de aquellos núcleos de
rocas cristalinas que lo contienen. En tal caso, ya sea por la denudación del terreno, producida
por las lluvias o los vientos, ya por conmociones del terreno, que movilizan y hacen aflorar las
capas profundas, aquellos núcleos se rompen y dispersan, siendo transportados, como material
aluvional, a regiones cercanas. Generalmente estos desprendimientos ruedan por las pendientes
de las montañas como material de relleno de las depresiones y de los valles. La disgregación de
las rocas cristalinas se acentúa y el mineral de estaño es conservado en el estado de areniscas
minerales. Precipitaciones pluviales o el lavado de esas areniscas por obra de cualquier
corriente superficial de agua, son suficientes para extraer de dichas areniscas el óxido de estaño
(o casiterita). Este desprendimiento se produce con gran facilidad por la intensa diferencia de
densidad entre aquel óxido y las areniscas que lo contienen. Es inútil tratar de encontrar estaño
nativo, o absolutamente puro. Siempre se le halla al estado de óxido. Esta oxidación -fácil es una
de sus principales características. De ahí que los metalúrgicos primitivos tuviesen necesidad de
fundir la casiterita para obtener el estaño puro. Es muy posible, además, que el hombre
primitivo advirtiera, desde casi el comienzo de la Edad del Bronce, las ventajas de lavar las
areniscas portadoras
del estaño, produciendo a voluntad el fenómeno de disgregación de la
casiterita, sin esperar la acción de la naturaleza.
Estas especiales condiciones en que el estaño aparece, revisten particular importancia, pues
permiten —asociando estos hechos con las regiones también productoras del cobre— ir
eliminando zonas geográficas, en busca de aquella donde apareció por vez primera el empleo
del bronce. España, algunas regiones de Francia (como la Bretaña), Inglaterra y Finlandia son en
Europa las zonas de producción del estaño. Pero, en todas ellas, la aparición tardía del bronce
impide que se las pueda tener por su lugar de origen. En Africa, estas regiones están situadas
demasiado al Sur (en el cabo de Buena Esperanza y la isla de Madagascar), de manera que no es
posible sospechar que pueda haber sido ninguno de éstos su centro de difusión. En el Asia,
Persia y Armenia los poseen, pero los da tos —sobre ser dudosos— nos impiden establecer si su
conocimiento existió en las épocas primitivas. Sólo quedan, en el continente asiático, las
regiones de China, la India y la península indo-malaya. Es conveniente señalar, todavía, que la
explotación primitiva del estaño, por el lavado de las areniscas y el empleo de los hornos bajos,
prosigue allí en nuestros días, con procedimientos de una rusticidad sugestiva, indicadora de
una gran antigüedad en el mantenimiento de tales técnicas. Es, por lo tanto y según el estado
actual de nuestros conocimientos en la materia, de las tres regiones antes mencionadas —o de
alguna de ellas— de donde debió partir la industria del bronce que luego se extendió
triunfalmente por el resto del continente asiático, Europa y alguna parte del Africa del Norte.
PARA LA BELLEZA Y ASEO PERSONAL. Estos instrumentos destinados al tocado, muestran
ya un avanzado estado de cultura y una indiscutible preocupación por la atención de ciertos
detalles. Destinados a las mujeres, estas limas para uñas, retocadores y removedores de la
cutícula, etc., están cuidadosamente decorados. El grupo de arriba, a la izquierda, proviene de
un yacimiento francés; los otros de tres distintos yacimientos italianos.