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PREHISTORIA - Curiosidad por el pasado
EL "HOMO SAPIENS" Y SU ANTIGÜEDAD
Ello es así desde la época en que aparecen los primeros esbozos de lo que luego será el homo
sapiens. En efecto, la existencia de una raza que podríamos calificar de prehumana,
comparativamente a otros tipos de humanidad más perfecta —como la de Neanderthal frente a
las de Cro-Magnon, Chancelade y Grimaldi—, permite advertir que, desde la época Paleolítica,
Europa occidental es el fondo de un bolsón territorial en el que se debaten masas humanas
provenientes, posiblemente, del Este y del Sur. Civilizaciones aurorales, de las que son
vehículos hombres primitivos, ya blancos (Cro-Magnon y Chancelade), ya negríticos (Grimaldi),
entrecruzan sus esfuerzos en una lucha feroz e implacable.
PRESENTACION COMPARATIVA DE TRES CRANEOS HUMANOS. A, el correspondiente al
hallazgo hecho en Piltdown; B, el del hombre de La Chapelle-aux-Saints perteneciente a la raza
de Neanderthal; C, el de un individuo blanco moderno.
Todo ello demuestra que desde el punto de vista clasificatorio estamos aún en estos cálculos se
basan exclusivamente en otro cálculo caprichoso y personal.
Nada es menos cierto, sin embargo. Cada autor logra llegar a la cantidad que determina
después de prolijas meditaciones y profundos cálculos, que se apoyan en los datos de la
naturaleza. Los medios de estimación residen en observaciones
el terreno de las "ciencias del
hombre", en la imposibilidad de obtener una clasificación general que a todos satisfaga. Y ello,
naturalmente, no es uno de los menores impedimentos para la contemplación global de los
vastos y complejos problemas que este grupo de disciplinas abarca. Cosa parecida ocurre si nos
proponemos intentar una valuación cronológica de la época en que el hombre aparece sobre la
faz de la tierra.
Ante el propósito de una valoración de este tipo, los autores difieren de una manera
extraordinaria. Lyell, Croll y Lubbock suponen que el hombre paleolítico tiene una antigüedad
de trescientos mil años. Gabriel de Mortillet considera que esta valuación debe reducirse a
doscientos treinta o doscientos cuarenta mil. Podríamos aun citar otras determinaciones
cronológicas igualmente variadas. Sería un pasatiempo tan vano como inofensivo. Lo único que
lograríamos sería llevar al ánimo de los lectores la sensación de una anarquía mucho más
grande que la existente en realidad, y la convicción errónea de que astronómicas, estudios del
transporte de los glaciares, de la formación de las capas estratigráficas, de los aluviones de los
ríos, de la formación y ahondamiento de los valles, etc. Por ello, aunque, según se advierte, para
los tiempos prehistóricos es imposible la aplicación de una cronología absoluta, según se usa en
Historia —y de ahí las diferencias, a veces enormes, cuando los autores pretenden valuar en
años dichos períodos de
tiempo—, puede, en cambio, perfectamente, establecerse una
cronología relativa, constituida por edades, períodos o fases culturales, en las cuales la mayoría
de los autores estén de acuerdo.